«El que al mundo vino y no toma vino, ¿a qué vino? Una célebre frase que corresponde a un personaje del pasado que apreciaba, sin ninguna duda, un buen caldo.
Supongo que algo así debió de sentir o pensar el empresario belga Mark Schiettekat, que inició su andadura en el mundo del vino en los años 80, y que de manera natural fue distribuidor, y más tarde representante de bodegas tan reconocidas como: Abadia Retuerta, Torres, Marchese Antinori, Famille Perrin, Château Miraval, Yalumba, Spier, etc. en Bélgica, Holanda, Francia y Luxemburgo, gracias a su pasión por la enología.
Recientemente nombrado personalidad del vino 2023 en Bélgica, hizo realidad su sueño español allá por 2019, en el que una serie de circunstancias hicieron que el empresario entendiera que era el momento de echar raíces en Maluenda (Calatayud), y materializar un proyecto que le rondaba por la cabeza desde hacía años, cómo era crear su propia bodega.
Adquirió unas instalaciones y viñedos y los convirtió en Bodegas Raíces Ibéricas. Su vínculo, casi sentimental, con la denominación de origen Calatayud, tiene que ver con una relación profesional que se fue gestando a través de más de 20 años gracias a sus numerosos viajes a España y, sobre todo, a ese terruño por el que sintió un flechazo y del que se enamoró, lo que le hizo pensar en ese territorio como el ideal donde desarrollar su pasión por la producción de vinos.
Mark Schiettekat es también el fundador de la marca Master Winemakers, que ofrece la creación de vinos a la medida de los deseos del consumidor, desde las variedades de uvas hasta el producto final, incluyendo el diseño y el precio. Una idea novedosa que permite hacer variedad de mezclas aunque no sigan las reglas, porque la creatividad no está reñida con ningún producto. Como dijo un aragonés universal, el director de cine, Luis Buñuel: “La moda es la manada; lo interesante es hacer lo que a uno le da la gana”.
Por supuesto, este proyecto incluye vinos ecológicos que cumplen con el objetivo del respeto a la naturaleza, algo que forma parte del ADN de la marca.
Estas iniciativas han sido posible con la colaboración del joven enólogo Carlos Rubén, con una gran experiencia gracias a sus viajes y colaboraciones en importantes bodegas de varios países del mundo que amplían el horizontes. Pero siempre, fusionando ideas y proyectos con Mark Schiettekat un emprendedor apasionado, que a partir de un pequeño garaje donde empezó su andadura profesional ha seguido creciendo porque “cuando la pasión es el motor, no cuesta crecer”. Además, el belga, hace honor a ese lema que le representa: “Todo puede nada debe”.
Así que no es de extrañar que juntos hayan fabricado un vino con el sello Carlos Rubén (para celebrar el trabajo del joven enólogo, apodado “La voz de la garnacha” ) elaborado con uvas garnachas, blancas, negras o tintas, fuertemente conectadas con las características de la zona, y no muy bien valoradas, quizás por el desconocimiento de sus peculiaridades. Ambos coinciden en que “todavía luchamos con la mejora de la calidad, el envasado y el precio, aunque nuestros esfuerzos están dirigidos a que la gente conozca y valore los productos de este territorio”.
Y es precisamente bajo la DO Calatayud, que Raíces Ibéricas ha realizado su última apuesta lanzado Las Pizarras, una colección de vinos que pretende mostrar la tipicidad de está región, donde la garnacha, sigue siendo la reina.
Pero… Y quién mejor para relatar su sueño que Mark Schiettekat :
“El origen de nuestra historia es una suma de imprevistos: sucedió algo que no estaba planeado. Sin embargo, una convicción nos ha unido: España es hoy el país productor de vino que tiene la mayor riqueza de terruños, la identidad más fuerte y, paradójicamente, el producto más infravalorado. Así que nuestro camino comienza por ahí: compartamos el verdadero valor de los vinos españoles”.
Impulsados por este propósito creamos Raíces, una colección de monovarietales de uvas españolas en 15 regiones distintas. Uvas como Rufete, Juan Garcia, Malvar o Prieto picudo….
Fieles a esta filosofía, soñábamos con tener un hogar donde vinificar, envejecer y almacenar todos nuestros sueños. Pero debía ser un lugar diferente, algo escondido, y con un potencial increíble.
Es así como encontramos Maluenda, en Calatayud, en el corazón de la provincia de Aragón, para mi uno de los mejores terruños de España aún por descubrir”
En tan solo dos años Raíces Ibéricas ha iniciado su aventura internacional y sus vinos se encuentran ya en 15 países, principalmente Europa, pero ya con la mirada puesta en Asia y América.
Y es que… “Clases de vino solo hay dos: el buen vino y el mejor vino”. Fotos: Bodegas Raíces Ibéricas
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