26 de abril de 2024

El cajón de Lady Pepa

Travel, Fashion, Beauty, Culture, Lifestyle… by María José Rasero

¿Prohibido enamorarse? y 2

¡No puedo más!. Tener una amiga enamorada da para mucho cavilar, porque después de haber desgastado las sillas de como mínimo 30 cafeterías, haber paseado en plan bucólico por diferentes parques, (¡error! porque han incrementado su romanticismo cuando en vez de conmigo le encantaría estar paseando con él),  haber agotado la producción cafetera de parte de Centroamérica y haberme quedado afónica tras miles de horas de conversación, ella “erre que erre”, sigue soñando con “ese hombre”. Dice que sus noches son un infierno, porque “solo desea besarlo”. Pero… no hay que olvidar que decidió (en plan heroína romántica ) apartarse de su camino, y no volver a verlo nunca más, porque piensa que si no lo ve se resolverán sus problemas.

Ese hombre” sigue sin enterarse de nada ¿o no?. A estas alturas creo que conoce perfectamente los sentimientos de mi amiga. Y lo que me temo es que él también podría estar enamorado de ella, pero ocultándolo. Porque ha decidido darle la espalda, no a ella, que ya se la dio desde el minuto cero, sino a él mismo. Yo creo que se niega a reconocer sus sentimientos. Sí, diría que sí. Las razones, para él,  pueden ser múltiples… así que nada que decir.

Y vosotros pensareis… Pero tú por qué lo crees.. Pues no sé, pero por detalles que mi amiga me ha contado. A veces las miradas dicen más que las palabras. Y las personas hacemos películas de situaciones que no tienen ni guión, o que el guión es tan simple como priorizar el sentir por el pensar… simplificando ¡claro!

Bueno, esto es algo que se me ha ocurrido… así que no tengo porque tener razón. Obviamente no he hablado con ella de esta idea, porque ya lo que le faltaba que alguien le renueve las esperanzas. No estaría bien decirle que pienso que, tal vez con el tiempo, esta historia tan confusa podría terminar bien… Porque como ya dije en otra ocasión hay que dar luz verde a los finales felices.

Y es que cuando estamos enamorados se dicen y se hacen muchas tonterías. Puede que nos volvamos “locos” por un hombre o una mujer sea éste feo, bajito, inculto y pobre o guapo alto, culto y rico, pero mirándolo no nos importan sus características, sencillamente no las vemos y lo convertimos automáticamente en un príncipe azul. Nuestra vida se ralentiza, casi no existe porque se mueve únicamente a través de esa especie de filtro en la que nos encontramos cuando el amor nubla nuestra vista, y lo teñimos todo de color de rosa pensando que la vida no tiene sentido sin él.

A veces solo hace unos días que le conocemos, y el/o ella es un puñetero desastre si miramos sus características físicas y humanas. Y somos consciente, durante los segundos que salimos del letargo en el que estamos sumidos, de que nuestra vida a su lado va a ser un auténtico caos por no decir un infierno, que en muchos casos seguramente sería más placentero, y que nuestros proyectos, expectativas y futuro se han acabado. Pero, “¡oh, Dios! No puedo hacer nada porque estoy enamorada/o”.

¿De qué y por qué nos enamoramos? De unas pasionales relaciones sexuales, de una interesante conversación, de una mirada “que nos hace perder el “sentio”, de una fortuna que nos permitirá llevar una “vida de reina”, o de todo, etc. Teorías las hay por millares, unas científicas otras psicológicas o religiosas, cada cual que se acoja, si le interesa el tema, a la que mejor le convenza.

Pero lo cierto es que en muchos casos y sin que nos demos cuenta. Sí, sí, sin que casi nos demos cuenta, nos vemos preparando una boda y más tarde siendo protagonistas de una ceremonia en la que estás escuchando los anticuados votos matrimoniales entre los que está la “…prometo amarte y respetarte hasta que la muerte nos separe”. Ahí, ahí es cuando hay que salir corriendo… porque es una frasecita terrible y traumática: “hasta que la muerte nos separe”. ¿Por qué tiene que ser la muerte la que nos separe si somos nosotros los que elegimos estar ahí juntos? ¡Horror!.

Pero tranquilos que como yo de bodas no tengo ni idea, porque solo me he casado una vez por lo civil, cuando era muy jovencita que no sabía lo que hacia, me acaban de confirmar que lo de los votos y el “hasta que la muerte no separe” ya no se lleva. Menos mal que lo han quitado, porque con esa frasecita no firma el compromiso ni Dios… ¡Perdón Dios! Que ya sé que tu eres un mártir

A lo que iba, que entre mi amiga y los vestidos espectaculares de Pronovias y Vera Wang se me está yendo la pinza, así que voy pensar un rato en todas esas parejas, aparentemente perfectas, que se acaban de separar. No vaya a ser que me entren tentaciones. ¡Uff!

Pero qué me está pasando. Yo creo que si me estoy planteando estas cuestiones, tiene que tener la culpa la vacuna contra el Covid, que vete a saber lo que nos han inoculado, y que conste que no soy negacionista. Si hay que volver a vacunarse contra algo… o contra el matrimonio mismo, yo me vacuno.

Pero de todas formas le voy a prohibir a mi amiga que me vuelva a hablar de su monotema, a menos que me diga que “ese hombre” se le ha declarado en plan película. Porque dicen que todo lo malo se pega, y a ver si me contagio, porque estos temas románticos son muy peligrosos.¡ Ah! Y tranquis que si esto sigue así yo escribo una novela… Bueno, ¡vale!, quería decir que lo intento. Fotos: Pronovias

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