26 de abril de 2024

El cajón de Lady Pepa

Travel, Fashion, Beauty, Culture, Lifestyle… by María José Rasero

JJOO de Barcelona… 30 años no son nada

El otro día cuando escribí el post de Manolito …. Sí, el perrito de mis vecinos andaluces.. os decía que estaba en plan introspectivo total… (¡Tranquis!… Que lo sé, que los rollos que suelto no los lee ni Dios, bueno él sí, pero para hacerme un favor, que por algo soy su “hija” y ya que me ha puesto en este mundo donde tiene que haber de to se tendrá que sacrificar el hombre…)

¡Jo! Pues que me acabo de enterar que hace cuatro días fue el 30 aniversario de los JJOO… ¡Cómo pasa el tiempo! y yo sin informarme de nada… Esto no puede continuar así. Y no va a continuar. Ya me he cansado de adentrarme en mi misma y cuestionar lo divino y humano, y lo peor ha sido darme cuenta que no conduce a ningún sitio, así que me he pasado a la extrospección.

No os voy a explicar porqué… pero si alguien quiere tomar un cafecito, ahí os lo cuento. Porque no tengo ningún reparo en explicar mi vida… El problema es que como nunca pregunto sobre la situación de los demás (me refiero a los conocidos), porque pienso que si la gente no explica sus cosas será que no quiere, todos conocen mi “historia” y yo tengo cuatro datos de la de los otros …A ver si más de uno y una se enrolla y empieza  a ser un poquito más extrovertido. Pero… si no os apetece… ¡No problem! porque cada uno tiene que ser como y lo que quiera ser…

Otra cosa que no tengo, y ya he avisado en más de una ocasión, es capacidad de síntesis ni en los post ni en directo… Pero… soy yo, así

Como os decía se han cumplido 30 años de los Juegos Olímpicos de Barcelona y tuve la suerte de poderlos vivir en directo, todos y cada unos de los actos que formaron parte de aquellos días históricos para Barcelona, para España, y para cada una de las personas que estuvimos allí de una manera u otra.

Pues bien: He hecho un recorrido por mi pasado, como excepción, y he estado recordando cómo fueron aquellos días, y sobre todo, como los viví yo.

No hacía demasiado tiempo que trabajaba en el Grupo Z y a su vez en la revista Tiempo, un magazine de información general donde aprendí muchísimo y viví, durante muchos años, mi mejor etapa profesional.

Para cubrir los JJOO, y dada la cantidad de demanda que existía  por parte de prensa de todo tipo, estipularon que para las revista de información general sólo acreditarían un fotógrafo y un redactor. En la redacción se planteaba la cuestión de quiénes serían las personas que elegiría el director del medio para cubrirlos. Nosotros trabajamos en una delegación, así que pensábamos que vendrían periodistas de la central, que estaba en Madrid, dada la envergadura del tema. Allí trabajaban compañeros especializados en deportes, teóricamente más experimentados, que los que estábamos en Barcelona

Pero los JJOO se celebrarían en Barcelona y ahí se plantearon las consabidas rencillas de “si nosotros estamos aquí porque tiene que venir gente de Madrid…” Esa competencia era el pan nuestro de cada día, porque era cierto que cuando había un tema importante en la ciudad siempre aparecía alguien de la redacción de Madrid, con la consiguiente queja por nuestra parte. Imaginaros el grado de competencia que se planteó tratándose de unos JJOO.

Todos queríamos estar… y siendo objetivos, en la redacción de Barcelona la mayoría acabábamos de aterrizar en la revista. Y, además, todos los periodistas de la redacción de Madrid querían venir a Barcelona a vivir el acontecimiento.

Yo pensaba: “Me encantaría que me acreditaran, porque como no lo hagan voy quedar fatal delante de mis compañeros de profesión, pensarán que no doy la talla”. Por aquel entonces yo sentía que tenía que hacer una demostración de profesionalidad en cada uno de los trabajos que realizaba. Me había costado mucho que me tomaran un  poco en serio, porque mi imagen no se ajustaba a los cánones de lo se entendía por un aguerrido fotógrafo de prensa del momento… y por prejuicios machistas por parte de algunos jefes de fotografía  y directores de medios de la  época. Tenía sentimientos encontrados porque por otro lado: “Pues como me acrediten me muero porque vaya responsabilidad”

Después de mucho pensar decidieron que vendría un redactor especializado en deportes de Madrid y yo sería la fotógrafa acreditada. ¡Madre mía! Yo nunca he estado sobrada de seguridad en mi misma… así que si en un primer momento me sentí reconocida profesionalmente y súper contenta, diez minutos más tarde estaba hablando con mi jefe de Barcelona y diciéndole que haría lo que pudiera… muerta de miedo. Pero él me dijo que confiaban plenamente en mi trabajo …

Cuando salí de la redacción y llegué a casa, llamé a todo el mundo pero no para decirles lo contenta que debería estar, sino para hablarles de mis miedos. Me decía a mi misma.  “Pero cómo voy a competir yo profesionalmente con todos estos fotógrafos especializados en deportes y con años de profesión … cuando vean en la redacción las fotos geniales que va a hacer estos y empiecen a comparar… me echan”. Yo acababa de llegar a la profesión y aunque no me faltaba voluntad, estaba convencida de no estar a la altura para ese trabajo…

En esa época, todavía me pasaba que cuando iba a hacer fotos a según que personajes me ponía nerviosa, muy nerviosa… (y más cuando quedaba en la habitación de un hotel y entre foto y foto me tiraban los tejos)… Anda que vaya cuento se ha gastado más de una de esas del “#MeToo”…con los supuestos abusos, etc, etc. Ya les explicaría unas cuantas anécdotas… y  sobre todo, les recordaría que cuando una no quiere líos, el tema se resuelve diciendo “NO”.No diciendo, “SI” para lanzar su carrera y 20 años después demandar al que ellas mismas, en muchos casos, han utilizado y seducido con sus supuestos encantos y en su propio beneficio.

A lo que iba, que a partir de ese momento fue un no parar del que salí unas veces más airosa que otras, pero siempre intentando hacer mi trabajo lo mejor posible.

El día de la inauguración de los Juegos fue de un nerviosismo total. Apenas podía con todo el material fotográfico que tuve que cargar: Un 300mm un 600mm, dos duplicadores, 2 cuerpos de cámara, tres objetivos de diferente distancia focal, dos flases baterías, un montón de rollos de diapositivas, trípode, etc. … Todo pesaba como un diablo, y yo pensaba, como tenga que moverme mucho, será imposible. Al final a los fotógrafos de revistas nos adjudicaron un lugar en las gradas, y de ahí no nos movimos en toda la ceremonia de inauguración que fue preciosa. Una vez instalada. casi beso el suelo del estadio, porque pude desplegar el material y comencé a trabajar cómodamente. Fue el colofón de unas semanas de preparativos, donde no habíamos parado de cubrir eventos de todo tipo. Por fin empezaban los JJOO y los preeliminares estaban hechos.

Mi inseguridad hizo que tirara (y nunca mejor dicho) miles de fotos  (en el laboratorio de Madrid se acordaron de mi mamá durante todo los JJOO), porque entonces mandábamos el material directamente sin revelar y les obligue a estar horas seleccionando.

Fueron unos días apasionantes, y en uno de esos eventos alguien dijo que teníamos que hacernos una foto de todos fotógrafos que cubríamos los Juegos y es esta que os muestro. Hay otras donde yo estoy en el centro de la imagen porque como iba de fucsia “cantaba” un poco en el lateral y el equilibrio de la imagen, siempre es el equilibrio…  No la he encontrado, aunque la tengo, (está publicado en algún lugar de mi instagram) me hubiera gustado enseñaros las dos. Pero es igual, lo importante es que ha pasado mucho tiempo y la vida nos ha tratado, a la mayoría, personal y estéticamente muy bien, y ahí seguimos luchando cada día y pensando que aunque hemos tenido la suerte de haber vivido momentos profesionales maravillosos se quedan en el pasado, porque lo que cuenta es el hoy y el  futuro lo afrontaremos cuando llegue.

Y por cierto como mi vida profesional es larga, os diré que esos años en la revista Tiempo y en el Grupo Z, fueron muy buenos… Después vendrían otros donde también tuve la oportunidad de trabajar en un grupo internacional de revistas durante muchos años, pero como las empresas las hacen las personas, os diré que si  bien el grupo aglutina casi todas las mejores cabeceras del mercado, no puedo decir lo mismo de las personas con  las que he trabajado y que formaban parte de esa empresa…

Y, desgraciadamente… Las empresas las hacen las personas.

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