4 de mayo de 2024

El cajón de Lady Pepa

Travel, Fashion, Beauty, Culture, Lifestyle… by María José Rasero

El Dalai Lama cumple 87 años ¡¡Felicidades Santidad!!

“Sin importar de qué lugar provengamos en el mundo, todos somos básicamente seres humanos iguales. Todos buscamos la felicidad e intentamos evitar el sufrimiento. Tenemos las mismas necesidades y preocupaciones humanas. Todos nosotros, los seres humanos deseamos la libertad y el derecho a determinar nuestro propio destino como individuos y pueblos.  Ésta es la naturaleza humana. Los grandes cambios que están teniendo lugar en todas partes en el mundo, desde Europa del Este a África, son un claro indicio de esto”. “Creo que todas las religiones buscan los mismos objetivos, cultivar la bondad humana y otorgar felicidad a todos los seres humanos.  Aunque los medios puedan parecer diferentes, los fines son los mismos”. Dalai Lama.

Desde muy jovencita me ha interesado todo lo relacionado con la filosofía budista. No sé cómo llegó a mis mano un libro llamado “El tercer ojo” de Lobsang Rampa, que es la biografía de un lama tibetano, que en primera persona relata sus vicisitudes en la ciudad de Lhasa, capital del Tibet, donde desde muy niño fue destinado a ser lama y empezó a recibir enseñanzas de sus maestros que le prepararon a lo largo de su vida para ocupar ese lugar privilegiado. Esta historia fue el embrión de mi interés años más tarde, por las enseñanzas de otro maestro de la vecina India que me han servido en algunas ocasiones, tal vez menos de las que debería, para intentar ser más feliz en esta vida.

Las experiencias  que narra Rampa han sido admitidas como buenas y rechazada como fantasiosas a partes iguales, por eruditos y estudiosos del Tibet y las enseñanzas de sus monasterios; porque desde el punto de vista occidental donde todo se mide con la vara de la razón, de la mente, sus explicaciones son difíciles de entender desde la perspectiva de la lógica. Vivimos en un mundo donde solo cuenta lo real, donde hablar de espíritu queda relegado, porque todo lo que no se puede tocar, ver, fotografiar, no es auténtico para la mayoría. Yo me pregunto quiénes somos nosotros para cuestionar temas divinos situaciones, enseñanzas, y experiencias que tienen que ver con la fe que no es tangible no se mide ni se desarrolla en un laboratorio, no se compra en una tienda, no se ve con los ojos, se siente en el corazón, tiene que ver con el alma, que al mismo tiempo también tiene que ver con la fe, porque quién ha visto un alma alguna vez…¿o sí?

Sea como fuere, en estos días cumple 87 años otro Dalai Lama, Tenzin Gyatso, líder espiritual del budismo tibetano y Premio Nobel de la Paz por “su resistencia constante al uso de la violencia en la lucha de su gente para recuperar la libertad”. Desde aquí quiero felicitarlo por su labor internacional a favor de esa libertad necesaria del Tibet que sigue bajo la dominación china desde 1949. Tal vez el Tibet nunca recupere su independencia por la constante opresión que ejercen los invasores sobre los 6 millones de tibetanos que no se resignan a su suerte, pero siempre habrá un Dalai Lama que les incitará aunque sea desde la no violencia a luchar por recobrar su autonomía ¿Será posible?

Yo estoy segura que el Tibet será libre en el futuro, si no ha sucedió ya, es porque los tibetanos y los chinos aunque enfrentados, tendrán que aprender cosas ambos unos de los otros, (simplificando mucho las teorías que se aprenden dentro de los muros de sus monasterios).

Así que  larga vida al Dalai Lama y larga vida a sus enseñanzas, y a los que se dedican a pregonarlas a lo largo del mundo, porque de esas doctrinas tenemos muchas cosas que aprender.

Yo, después de leer la mayoría de libros que Lobsang Rampa escribió (sea una historia real o inventada), me sigo quedando con la descripción de una escena del “El tercer ojo”, y es la que describe cuando el pequeño Lobsang, agotado de recibir tantas enseñanzas, y pensando que no podía asimilar ni una información más, recibe la invitación de su maestro de mirar a su alrededor, y observar que está meditando en una habitación cuyas paredes están repletas de cajitas, y le sugiere que cada enseñanza que reciba la guarde en cada una de las cajitas, y así no podrá perderlas, ya que las atesorará y sacará cuando las necesite.

Siempre me ha parecido un consejo brillante, y a lo largo de mi vida he pensado muchas veces en esa habitación llena de cajitas, y más de una vez he abierto alguna, y he guardado en ellas información de mi vida que ha tenido que ver con sufrimientos, alegrías, malas y buenas decisiones, deseos incumplidos o cumplidos, emociones de todo tipo que no he querido que me abandonen porque tienen que estar ahí como enseñanzas que forman parte de mi vida, pero con las que a veces no he podido cargar por injustas o justas… Pero que han hecho que me de cuenta que soy simplemente humana, y me desbordan las situaciones que, por destino u otras causas, no puedo controlar.

Así que las cajitas siempre estarán ahí, acompañándome. Pero el paso del tiempo hace que vaya cambiando su contenido, porque lo que hoy deseamos con toda la fuerza de nuestro ser, mañana lo rectificamos, y damos la gracias al universo porque ese deseo no nos fuera concedido. También guardo otros muchos anhelos que me han aportado felicidad o que espero me la aporten, y que están ahí para recordarme que algo bueno habré hecho en “vidas pasadas” porque en la presente me han compensado con bastante paz…dentro de lo que cabe esperar en el infierno. Porque al final la paz  tiene que ver con aceptar y entender que lo que tenga que ser para nosotros, será para nosotros o no será,  ni más ni menos, nos guste o no… 

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