11 de mayo de 2024

El cajón de Lady Pepa

Travel, Fashion, Beauty, Culture, Lifestyle… by María José Rasero

Mario Vargas Llosa un Premio Nobel impresentable

El escritor y político peruano Mario Vargas Llosa, fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 2010, además de con innumerables premios a lo largo de su carrera, aunque como persona no sé si  tendría el mismo éxito, y es que su vida sentimental ha sido casi tan “productiva” como la profesional.

Tras casi 8 años de relación con Isabel Preysler han roto, y dicen que ha vuelto con su ex mujer Patricia Llosa, la que parece que le ha permitido en muchas ocasiones “licencias” que muchas mujeres con dignidad no le habrían consentido y se habrían divorciado de él hace como 40 años (han estado juntos 50), y a la que dejó por la “reina de corazones”.

Más de treinta años le ha costado al escritor conseguir a una mujer que era casi un trofeo para él desde que se conocieron estando ella casada con Miguel Boyer. No fue hasta que la socialité se quedó viuda cuando el escritor apareció y utilizando sus encantos por fin consiguió su preciada “presa”. Reto conseguido, como buen peruano.

El antojo le ha durado ocho años, porque ahora el escritor dice que se ha dado cuenta que “son incompatibles” (no sé exactamente quién ha pronunciado la frasecita si él o algunos de sus “encantadores” hijos). Ocho años… ¡Madre mía! Pobre Isabel, yo la compadezco porque aguantar a este personaje tanto tiempo, ella sí ha batido un récord, vaya paciencia que ha tenido.  Pero, pasado el tiempo para el  “personaje” y su prole, resulta que la Preysler es una especie de malvada de manual, con la que era casi imposible convivir.

Pero, no ha sido Isabel  la que ha cambiado de forma de ser y él se ha encontrado con algo que no esperaba, ella siempre se ha mantenido en ese papel de  “reina de corazones” de la que se han enamorado hombres inteligentes y cultos, yo diría que más atractivos que el escritor, y por supuesto, con más clase.

Los pelotas de turno (y aquí incluyo a muchos periodistas) han encontrado un filón y están haciendo campaña contra ella, repasando su vida sentimental y todo lo que se les ocurre y, por supuesto, posicionándose al lado del peruano que consideran más importante que la socialité. Hay que tener en cuenta que a Isabel Preysler hay mucha gente que le “tiene ganas” desde hace años.

Nadie se pregunta que ha ofrecido en privado Vargas Llosa a Isabel Preysler, porque puede ser muchísimo menos de lo que ella necesitaba. Imaginaros:  Además de verlo escribir y poder decir que estás con un “nobel” qué más.  El ha reconocido  que: “Fue un enamoramiento de la pichula, no del corazón. De esa pichula que ya no me sirve para nada, salvo para hacer pipí”. ¡Madre mía! Y entonces… Si además la vida social de su pareja  la encontraba banal… Supongo que tomarían juntos el té… o, no sé. Porque ella también tendrá sus necesidades y todo el día con el trajín de los los libros de acá para allá como que…  En todo caso se alimenta el espíritu leyéndolos (y a ser posible mejor sin conocer al escritor, porque hay por ahí cada espécimen que te quitan las ganas hasta de hojear su obra, solo con mirarles la cara).

A todos esos detractores que le han salido como setas a la Preysler, yo les diría que se hicieran unas cuantas preguntitas como por ejemplo: ¿Cuál ha sido el comportamiento de este señor en privado? ¿Por qué ella no va a tener razón en sus comentarios? ¿Por qué el señor Vargas Llosa y su familia son los “buenos” de esta historia? ¿Por qué les parece bien que intenten cargarse la reputación de una mujer que su único delito ha sido vivir, y muy bien, de su intachable imagen (que muchos están haciendo lo posible por cargarse)?.  Tal vez deberíais preguntaros porqué la decepción la ha tenido que sufrir el escritor y no ella, porque este señor será muy culto pero también un poco carcamal, y a veces es mejor estar con alguien que no sea tan culto pero que te de vidilla. Y, ya de paso, podéis hacer un repasito a la historia vital del Premio Nobel, que no tiene desperdicio.

En fin, el problema es que todos los “buitres” de turno están saltando sobre esa “malvada mujer que no ha hecho feliz al literato” mientras que el escritor se deja ver de nuevo en “familia” (con su ex Patricia Llosa, incluida) y presume de “haber recobrado su libertad” (como si alguien se la hubiera arrebatado en algún momento), eso lo dice un hombre acostumbrado a hacer siempre lo que le da la real gana.

Y, lo que es peor, es que en mensajes subliminales que recoge la prensa, su entorno más cercano, parece que dejan caer que el Nobel no ha explicado la mitad de lo que podía explicar de su ex pareja. Ella también podría explicar cosas, ¿o no?. Pero muchos saben que intentará callar porque tiene demasiados frentes abiertos. Así que aprovechan el momento… Se necesita poca vergüenza la de este señor por muy Premio Nobel que sea.

Yo recomendaría un poco de honestidad a la hora de tratar este tema (una palabra que muchos no saben lo que significa, pero para eso existe el diccionario). Ya está bien de jorobar la vida a las personas… Y ya que tenéis ganas de “guerra” meteros con el comportamiento de la señora Patricia Llosa que si queréis tenéis tema, que además ha malacostumbrado al escritor y parece le ha perdonado humillaciones que pueden ser impensables para otra mujer, quizás por seguir estando con él, (eso sí puede ser una vergüenza; pero nada que “juzgar” si a ella le sirve la formula, a veces el “amor” nos juega estas malas pasadas).

Yo creo que deberíais dejad en paz a la Preysler, quizás su único inconveniente ha sido no consentir los “caprichos de Mario” y seguir siendo ella misma, a los que posiblemente le tenía acostumbrado su ex mujercita. No será que Mario Vargas Llosa solo puede estar (como tantos hombres) con mujeres que ejerzan de siervas.

Y ya puestos, otra que se ha cubierto de gloria y seguro que en el mas allá estarán poniéndola en su sitio es Laura Boyer. Me pregunto como alguien que está a punto de morir de cáncer, tiene la maldad de conceder una entrevista para que se publique a título póstumo vengándose de Isabel Preysler, que además es alguien a quien su padre adoraba, en vez de hacerlo en vida para que le pueda contestar, a eso le llamo yo cobardía. Hay una palabra que la define y la desautoriza, pero si Isabel Preysler no ha querido responderle, no lo haré yo. F.MJR

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