25 de abril de 2024

El cajón de Lady Pepa

Travel, Fashion, Beauty, Culture, Lifestyle… by María José Rasero

Carlota Valenzuela ya está en Israel

Carlota Valenzuela es granadina, pero no fue desde la ciudad en que reinó Boabdil, desde donde comenzó ese viaje iniciático que le ha llevado a Tierra Santa… Salió desde Finisterre, el final de la Tierra para dirigirse hacia el inicio de la luz, porque en Navidad nació Jesucristo que alumbró un mundo que hasta entonces estaba en tinieblas.

Ha vivido una peregrinación a pie siempre que ha sido posible, porque hasta ahora el único que ha andado por encima de las aguas ha sido Jesús, y ésta jovencita aunque le hecha mucha voluntad todavía no ha llegado a eso…. Pero nunca se sabe, todo pueden andarse porque dicen “que los caminos de Dios son infinitos”.

La he buscado en Internet porque, la verdad, ni idea de quién es esta chica, y parece que es una estudiante que ha decidido tomarse un año sabático, después de peregrinar desde su Granada natal hasta Santiago de Compostela y sentir que su destino inmediato era dirigirse a Tierra Santa… ¿Por qué no?

Y es que Santiago de Compostela inspira… O esa inspiración proviene de las cenizas de uno de los 12 apóstoles de Cristo, Santiago el Mayor que acoge sus muros entre góticos, románicos y barrocos y que nos hace soñar con tiempos pasados… Para mi el gótico es sinónimo de piedra filosofal, de alquimistas, el barroco me traslada al realismo al contraste y la fuerza de luces y sombras, y el románico lo asocio a arcos, cúpulas, frisos y esculturas…  Todo está ahí en esa fabulosa catedral de Santiago ante la que es imposible sustraerse a su magia.

 

Pero ahora nos ocupa la jovencita  peregrina que ya ha llegado a Israel, la de la historia increíble, que a sus 29 años  (ahora 30) emprendió esta aventura con una cruz roja marcada en el mapa su objetivo, donde tenía que llegar: Israel, en Tierra Santa.

Ha recorrido la astronómica cifra de 6.000 kilómetros que le han llevado 10 meses de viaje para llegar al otro lado del Mediterráneo. Una hazaña al alcance de muy pocos. Pero Carlota ha podido hacerlo gracias a su fe, fortaleza y tenacidad. Sobre esta experiencia única en la vida, Valenzuela dice que “ha sido una apertura de mente impresionante de cómo cada uno vive su espiritualidad. No solo he aprendido, también he empatizado y respetado. Esto es un aprendizaje maravilloso”.


Además de tiempo y kilómetros hay otra cifra imprescindible del viaje de Carlota: los centenares de personas anónimas que la han ayudado en su travesía, ofreciéndole cobijo y comida. “Está siendo uno de los grandes aprendizajes del camino. La gente está más predispuesta a ayudar que a hacer algo malo. Por eso, no tengo miedo de hacer esto sola, primero, porque Dios está conmigo y después, porque teniendo sentido común en algunas situaciones… Yo, de verdad, he encontrado manos amigas y no gente con intención de hacerme daño”.

A lo largo de su camino (recorrer miles de kilómetros sola y a pie no es fácil), aunque ella no quiere focalizarse en esta parte. Carlota Valenzuela ha conectado con su fe y espiritualidad, ya que fueron precisamente estas últimas las que la llamaron a hacer este viaje. Una peregrinación de 311 días que también le ha servido para reflexionar sobre el papel de los jóvenes como ella y la religión. Su opinión es que “la gente joven no tiene la religión olvidada, hay jóvenes haciendo cosas maravillosas y no creo que sea algo olvidado. Creo que ha mutado de ser algo más vinculado a la tradición a serlo por elección y esto es algo sanísimo”.

 

Todo viaje tiene un final y el de la granadina estaba claro desde el principio: Tierra Santa. Pero sobre qué espera encontrarse allí, la joven no lo tiene especialmente claro “voy abierta a recibir todo lo que Tierra Santa vaya a darme; con las manos y el corazón abierto a recibir lo que me tenga que dar. Nunca he estado antes allí pero ya tengo amigos. Mis planes son peregrinar por Tierra Santa menos Jerusalén y entrar en Jerusalén, a principios de diciembre, acompañada de mi familia”.

Y, sobre el punto de inicio, Finisterre, es clara “quería hacer una peregrinación completa, del fin al inicio. Finisterre se creía que era el fin de la Tierra y mi objetivo es ir a Jerusalén, que es para mí donde todo se inició”. Obviamente. Fotos: Turismo Israel y MJR

 

 

 

 

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