19 de abril de 2024

El cajón de Lady Pepa

Travel, Fashion, Beauty, Culture, Lifestyle… by María José Rasero

Les Grands Buffets se reinventa con nuevos espacios y platos más sofisticados

Tras más de seis meses de cierre el restaurante ha reabierto después de invertir 3,5 millones de euros en nuevos espacios de restauración

Son muchas las ciudades del sur de Francia que están a tiro de piedra gracias a las redes de alta velocidad entre Francia y España de Renfe-SNCF en Cooperación. Es el caso de Narbona, a la que se llega en menos de 2 horas desde Barcelona y 5 desde Madrid a precios asequibles. Es una encantadora, cálida e interesante urbe que cada día seduce a más viajeros que quieren descubrir la historia de la ciudad romana más antigua del país vecino. Entre su oferta turística destaca además el templo de la gastronomía que ofrece el restaurador Louis Privat, un gentleman francés, carismático y excelente anfitrión en su establecimiento rabelesiano «Les Grands Buffets», cuya entrada preside el lema «Fay ce que vouldras» (Haz lo que quieras). Con sus festines y savoir fair, Privat ha recuperado para la ciudad la importancia que tuvo en el pasado convirtiéndola en un reino del buen comer.

Creado en 1989, el restaurante se ha convertido en lugar de peregrinación de 360.000 sibaritas anuales, de los que 50.000 son españoles, en su mayoría catalanes, que no quieren perder la oportunidad de degustar los manjares que ofrece este establecimiento que ha recuperado el lujo, la tradición culinaria francesa y los servicios de mesa clásicos. Tras seis meses cerrado por culpa de la pandemia, Les Grands Buffets de Narbona ha reabierto sus puertas renacido como Ave Fénix y con novedades gastronómicas al tiempo que inaugura un nuevo y refinado comedor, el Salón Doré, con el que incorpora al restaurante el esplendor de los palacios versallescos. De ambiente neoclásico, dedicado a Jean de La Fontaine (monsieur Privat es un gran admirador del fabulista y sus moralejas), el salón tiene capacidad para 74 comensales. La sala está decorada con más de 18.000 hojas de oro y en las paredes lucen dos retratos del novelista, doce ilustraciones inspiradas en las obras de Jean-Baptiste Oudry, dibujante de las fábulas de Le Fontaine, además de unas vitrinas con exquisitas porcelanas de Limoges. Completan este lujoso universo las antorchas Luis XVI y cinco candelabros realizados a medida en cristal y oro. El suelo es de parquet de roble macizo. Toda la decoración está realizada por artesanos y decoradores familiarizados con las técnicas de estilo francés.

Estos cambios se acompañan con un entusiasmo renovado como consecuencia de una inversión que se acerca a los 3,5 millones de euros, buena parte dedicada a la aplicación de las medidas anti COVID de acceso al local, que se realiza a través de una cabina de desinfección de última generación que detecta el uso de mascarilla y controla la temperatura. Tras estas comprobaciones, se inicia el ciclo de esterilización mediante nebulización seca de Biocida completamente natural y radiación ultravioleta. En cada mesa hay un folleto con una lista de 20 medidas anti-Covid para garantizar el cumplimiento y fortalecer la seguridad sanitaria, además de 30 asistentes de servicio, especialmente aleccionados, cortan y sirven los platos detrás de mamparas protectoras. Las especialidades están protegidas con cristal anti estornudos y gel hidroalcoholico de uso obligatorio al entrar y salir de cada espacio del buffet. Los niños, sin importar la edad, también deberán usar mascarillas.

El local es un espacio que refleja la personalidad de su propietario, Louis Privat, un ex actor al que le apasiona el arte: «Siempre he pensado que el arte debe ser compartido y no debe celebrarse sólo en los museos. Por eso -añade- me comprometo a que el arte, en todas sus formas, viva y sea uno de los ingredientes esenciales de la experiencia que ofrece Les Grands Buffets». A Privat le encanta presentar y descubrir nuevos talentos, pintores, escultores y especialistas de todo tipo, dándoles su nombre a las diferentes salas de su restaurante, que a la vez, están salpicadas de elegantes esculturas Art Deco, como la dedicada a Max Le Verrier Hall, cuya pieza «Clarté», de 1,70 metros, se ubica en el centro de la sala. O como el caso de otra de las galerías, con un minucioso trabajo de carpintería dedicada al virtuoso Alain Bellanger. Otros ejemplos son la Sala Ann Carrington, en honor de la famosa escultora y que en su vitrina central acoge la pieza «Bouquet», compuesta con cubiertos de plata, cuya obra gemela acoge el Museo Británico.

Las cocinas ahora se llaman Espace Patrick Chappert Gaujal, con creaciones originales de este artista, o los jardines de «Herve Di Rosa», un artista de Sete fundador de MIAM (Museo Internacional de Artes Modestas), cuyas esculturas tribales adornan la fuente vegetada. Otro de los lujosos comedores es el salón La Tente D’apparat Jean Baptiste Nolin, decorado al más puro estilo barroco, donde muestra un mapa auténtico del Canal du Midi del siglo XVII. Pero por encima de todo el «patrón» de este gran restaurante se esfuerza en sorprender a sus clientes, que le aprecian y premian con una fidelidad indiscutible

Nuevas especialidades

Algunas de las nuevas especialidades son el Canard au Sang, la Lievre a la Royale y una impresionante bodega de maduración para acomodar las impresionantes costillas de ternera de 4 kilos cada una, que se presentan junto con los productos de asador (corderos, cochinillos etc.) y cortan en espléndidas mesas de servicios inspiradas en las del siglo XVII, así como al foie gras escalfado en su caldo de boletus, una de las recetas más refinadas, que completa un menú cada vez más gourmet. Novedades que se suman a su famosa cascada de bogavantes, la selección de mariscos, ensaladas, jamones, adobos, salsas, aves, salmones, pastelería, con sus crepes suzettes, bananas, manzanas al horno, fuentes de chocolates, frutas frescas, etcétera.

A todas estas maravillas culinarias hay que añadir el nuevo y refinado escenario L’Espace Glacier, con una gran variedad de delicias heladas entre espejos dorados, mármol, frescos, molduras y espléndidas vitrinas que evocan la atmósfera de las más grandes casas parisinas. Dos profesionales reproducen los grandes clásicos de la copa de helado: Peche Melba, Copa Coronel, Poire Belle Helene, Profiteroles al chocolate, Iris Coffee acompañado por un Chantilly casero, entre otras múltiples ofertas.

Les Grands Buffets es en la actualidad uno de los mejores buffets de Europa. Posee el Guinness World Records 2021 al mayor surtido de quesos en un restaurante con Champagne. Nada menos que 111 variedades en un escenario de 30 metros con varias selecciones temáticas; más de 70 referencias de los mejores vinos, también premiados por ser la carta de vinos más completa de Francia y 180 trabajadores que convierten este espacio de gastronomía en un referente internacional.

En su reapertura, Les Grand Buffets ofrece un precio de tarifa única de 42,90 euros por persona. Los niños entre 6 y 10 años pagan la mitad del precio, es decir 21,40, y para los menores de 6 años el menú es gratuito. El restaurante está adaptado para personas de movilidad reducida, con rampas de acceso y ascensor. A tener en cuenta que para viajar a Francia es necesaria la prueba de vacunación contra el COVID-19 o prueba con resultados negativos obligatorias antes de la salida.

Turismo por Narbona

Narbona, con sus 2.500 años de historia, fue capital de la Galia Narbonesa, aunque poco conserva del esplendor de la villa en la época romana, pero sí se puede ver un pequeño vestigio de la Vía Dolomita en el subsuelo de la Place de l’Hotel de Ville ,o si se visita el Horreum Romano, un antiguo almacén subterráneo con galerías, que según parece, utilizaban los romanos como almacén de mercancías perecederas, y celdas laterales con restos de lápidas romanas. Actualmente, se ha convertido en museo subterráneo donde se exponen documentos lapidarios romanos que evocan monumentos ya desaparecidos.

Pero para conocer la historia de la que fue llamada la «pequeña Roma» es aconsejable visitar el nuevo Museo Narbo Via, ubicado en un moderno edificio proyectado por el equipo de arquitectos Foster + Partners con Studio Adrien Gardère, lo que permite descubrir las riquezas de la antigua ciudad de Narbo Martius, la primera colonia romana fundada en Galia en 118 a. C. Con una colección de más de 6.000 piezas, este nuevo museo ofrece un recorrido expositivo de más de 2.600 metros cuadrados, entre los que destacan los murales, así como un conjunto excepcional de 760 fragmentos de monumentos funerarios. Además, cuenta con restaurante, boutique-librería, jardines, espectáculos al aire libre, auditorio y taller .

Siguiendo el Canal de la Robine desde el museo, el visitante puede adentrarse en el centro histórico de la ciudad, que acoge el Palacio de los Arzobispos, un conjunto monumental formado por varios edificios, como el Palacio Viejo con las torres Magdalena y San Marcial, el Palacio Nuevo y la Catedral de San Justo y Pastor con muestras de arquitectura románica, renacentista, carolingia y gótica. Redondea la visita un paseo por el Jardín de los Arzobispos con su reloj de sol, su camino con paredes de hierro y su banco de grandes dimensiones para jugar a sentirte como Alicia en el país de las Maravillas.

Subir al torreón Torreón Gilles Aycelin construido entre 1290 y 1311 por el arzobispo Gilles Aycelin, de unos 41 metros de altura, permite contemplar impactantes panorámicas de la ciudad, y en días claros se puede divisar el litoral y hasta los Pirineos.

El claustro inacabado de la grandiosa Catedral de Sant Just y Sant Pastor (dedicada a los mártires de Alcalá de Henares que no quisieron abjurar del cristianismo) le añade un encanto especial a esta impresionante construcción con torres que le dan aspecto de fortificación, justificado, ya que en su momento el conjunto sirvió de defensa de la ciudad. De estilo gótico, es la tercera catedral más alta de Francia con un interior iluminado por impresionantes vidrieras del siglo XIII. Tiene un gran órgano del 1741 que se sigue usando en la actualidad, 14 capillas que rodean las 3 naves de la catedral y tumbas de los arzobispos de Narbona casi destrozadas durante la revolución francesa. Es recomendable visitar la sala del tesoro, en la que se da un fenómeno acústico, cuanto menos curioso. La habitación está recubierta de una cúpula elíptica de ladrillos que permite oír a la perfección desde una esquina lo que se habla en la parte opuesta. Otro monumento interesante de visitar es la basílica protogótica de Saint Paul Serge, considerada la más antigua del sur de Francia y única en su estilo. Construida en la tumba del primer obispo de Narbona, Sant Pablo, del que toma su nombre. Cuenta con una curiosa pila de agua bendita con una rana y ascendiendo al piso inferior se puede visitar una serie de sarcófagos encontrados en una necrópolis del siglo IV.

Interesante también es la Maison des Trois Nourrices, de estilo renacentista que data de 1558, con ventanas adornadas con cariátides femeninas y la Chapelles des Pénitents Bleus, con decoración barroca que se utiliza para exposiciones. Pero si algo confiere un encanto especial a la ciudad de Narbona es el Canal de la Robine, que permite conectar el Canal du Midi con el Mediterráneo. Clasificado por la UNESCO en 1996 como Patrimonio Mundial de la Humanidad, tiene unos 36 kilómetros de vía navegable y a su paso por la ciudad está atravesado por varios puentes, como el de Mercaderes, que es un raro ejemplo de puente cubierto y construido encima. Divide en dos a la ciudad y permite atravesar sobre el agua. Cruzar por sus puentes o por el paseo que lo bordea invita a observar a sus gentes, charlando animadamente en las terrazas o callejeando por las orillas del canal.

Les Halles un mercado de abastos muy popular, situado al lado del canal y ubicado en un característico edificio de cristal ahumado decorado con imágenes en blanco y negro. En su interior, unos 70 puestos ofrecen al visitante una gran variedad de productos de la gastronomía francesa, donde además se puede desayunar y comer en los bares de su interior. Uno de los restaurantes más populares es Chez Barbelle, regentado por el antiguo jugador de rugby Gilles Belzons, que con megáfono en mano pide a gritos a las carnicerías que colindan su espacio el pedido de sus clientes y le envían la carne recién cortada por vía aérea envuelta en papel. Damos por sentado que siempre atinan con la puntería. Todo un espectáculo. Los alrededores de la capital también ofrecen visitas interesantes, como la Abadía Cisterciense de Fontfroide, a unos 14 kilómetros de la ciudad, para admirar el espléndido edificio con un claustro que comparte dos estilos arquitectónicos, el románico y el gótico y el jardín de las rosas, situado sobre el antiguo cementerio que acumula unos 2.500 rosales

Para los que solo quieren disfrutar de la naturaleza, Narbona está rodeada de un paraíso natural impresionante, el Parque Natural Regional de la Narbonnaise, donde se puede visitar pueblos de pescadores, lagunas, canales, descubrir una gran variedad de aves, practicar senderismo, ir en bici, a caballo, en barco… Todo es posible en estos bellos parajes que sorprenden al visitante. Además, Narbona cuenta con una extensa playa de arena fina a unos 15 kilómetros de la ciudad con bandera azul europea, ideal para practicar actividades acuáticas. Fotos: Les Grand Buffets, Turisme Narbonne y María José Rasero

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