16 de abril de 2024

El cajón de Lady Pepa

Travel, Fashion, Beauty, Culture, Lifestyle… by María José Rasero

Cosas de verano

Tengo una amiga que se va casi dos meses de veraneo y tiene en su casa dos balcones grandísimos repletos de plantas. Así que cada año me tiene adjudicado, por real decreto, que se las riegue mientras ella está fuera (menos el año pasado que estábamos enfadadas, éste, casi busco una excusa para volver a estarlo y librarme de las plantitas).  Pero… No porque me cueste trabajo hacerle el favor de ir a su casa un día sí y otro también, sino porque yo soy una negada para esto de las plantitas y casi siempre les sobra o les falta algo… ¡Ah!, para los que penséis que es la misma de los post de “Prohibido enamorarse, 1,2,3,4…”  No, es otra… pero la del enamoramiento está en standby,  así que ya os explicaré la continuación para septiembre o octubre, a ver si cambia de postura.

Pero a lo que iba… Yo estoy cumpliendo el encargo lo mejor que puedo y está siendo complicadito, porque las macetas repartidas en los balcones soportan las inclemencias del tiempo de una manera bastante desigual… A unas las quema el sol, otras están casi a oscuras y deprimidísimas y las más, aguantan unas condiciones climáticas que no son ni de lejos las que necesitan por especie y encima pasan a lo largo del día por diferentes fases, ahora sol, ahora sombra…Un no vivir el de las plantitas y el mío.. ¡que complicados son los trabajos de jardinería …! Tengo unas cuantas en casa, y cuando llegaron lo primero que hice fue ponerlas sobre aviso de lo que se iban a encontrar, por si querían largarse antes de su posible defunción.

Así que lo de advertir a las plantitas de mi amiga es una práctica que utilizo cada verano, y lo primero que hago cuando tomo posesión de los balcones es mantener una conversación con ellas (porque están acostumbradas a los cuidados pijísimos de su dueña) y decirles la verdad,  y es que yo de cuidarlas no entiendo ni mu, y que por falta de agua no será, puede que me pase o no llegue, pero agua no les faltará, pero que tendrán que adaptarse a la situación, y que eso es lo que hay. Yo, inflexible e incluso, creo, que un poco dictadora, pero es que algunas me lo ponen difícil… Son muy complicadas y unas tiquismiquis que se quejan por todo…

El otro día les puse música y ¡claro! yo pensaba que son unas “chicas” modernas, así que les solté unas cuantas canciones de Karol G y Becky G (lo de G no se lo que significa) y va y me dicen, que no pueden con estas cantantes y esas letras con palabras que casi no entienden, que lo suyo son “Las cuatro estaciones de Vivaldi”. Será posible, la que les lié. Pero… No pueden ser más clasiconas…

Me han dicho que o música clásica o nada…Y encima han cuestionado mi salud mental (son unas descaradas) por ponerles reguetón y me han sugerido que vaya al psicólogo…Y  por ahí si que no pasó,  (ya las apañaré yo a estás) se han olvidado que están en mis manos… Porque lo de los psicólogos gratis en la Seguridad Social pasó a la historia a menos que estés a punto de palmarla o sea que tienes que tener una enfermedad casi terminal para que te traten… Y yo me pregunto: “Si estás a punto de palmarla para que necesitas un psicólogo…. (Creo que de esto también debe de tener la culpa Sánchez, aunque yo se la echaría a Irene Montero, porque me cae fatal).

Al final las plantitas y yo hemos llegado a un entente cordiale:  Yo las riego y ellas no me hablan mucho. Pero, como yo soy muy responsable hay una, la más grande, con unas florecitas lilas, que me tiene muerta de angustia; sus hojitas están empezando a estar un poco descoloridas, vamos que el verde se va para el amarillo y en otras para el ocre directamente. ¡Ay, Dios! Y es que la veo como que muy mal, casi de UCI.

Como hay un parque muy cerca de la casa, he decidido ir a ver si encontraba un jardinero para ver si me daban un diagnóstico… Nada más llegar veo a lo lejos y un poco borroso (no llevaba las gafas) un señor con manguera… ¡Qué felicidad! (la alegría ha sido momentánea) me acerco a él, teléfono en mano con la imagen de la dichosa plantita, rezando para que fuera jardinero y el hombre al oír que le decía algo, como no escuchaba bien, se ha dado media vuelta con su manguera echando un chorro de agua del carajo y apuntándome directamente me ha duchado total y absolutamente… Pero no bien… Porque, como que ya sabéis…(y no os hagáis las inocentes) si me hubiera duchado “bien” no me estaría quejando…

El hombre se ha deshecho en disculpas y me lo he tomado como un accidente laboral, le he dicho que no se preocupe, que con el calor que hace casi me ha hecho un favor (he sido súper falsa porque quería matarlo), pero bueno. Eso sí, le he pedido que cierre la manguera, porque el hombre con ese artilugio en la mano es un peligro público, y he empezado a explicarle mi problema, no sin antes preguntarle si era jardinero y él me ha dicho que sí. El móvil que también estaba recién bañado ha funcionado y le he podido enseñar la foto y él me ha dicho con cara de profesional: “Esto es un plunbago”.. Y yo: ¡Ah!, pues mira que bien ya sé como se llama.

Ha continuado explicando que es una planta muy delicada. Entonces yo he sacado del bolso una hojita bastante patidifusa y cuando la ha visto me ha dicho: “Pues ni idea de lo que tiene, pero mira, si te pasas mañana cuando llegue a casa miro los apuntes y te explico…” Pero… ¿Usted no me ha dicho que es jardinero”. ”Sí, pero como hace tiempo que hice el curso no me acuerdo de los detalles… Mira, (señalando para un rincón en casi penumbra) allí tenemos varias iguales pero están a la sombra y por lo que dices a la tuya le da el sol todo el día”. Y yo, viendo que había más gente trabajando en el parque los he mirado y él me ha adivinado las intenciones. Y ha seguido: ”Y  tampoco hace falta que preguntes a aquellos, (señalando a varios compañeros), porque no tienen ni idea (los otros por lo que parece no tenían ni apuntes).

Le digo que no se preocupe que ahora que conozco el nombre lo miro en Internet. Y él: “Nada. Usted se pasa que yo miro los apuntes encantado… Yo chorreando, sigo explicándole mi odisea con las plantitas de mi amiga y él escuchándome pacientemente (es lo mínimo después de empaparme).

Al final nos hemos hecho amigos y yo pasado mañana volveré al parque a que me “sorprenda” con sus explicaciones. Y, ya de paso, me ha acompañado a un lugar del jardín donde había un rótulo con una leyenda que preguntaba a la gente si quería aprender jardinería. Yo automáticamente me he dicho a mi misma que sí, que quiero aprender jardinería. O sea que en septiembre empiezo un cursillo.. No sé de dónde voy a sacar el tiempo con tantas obligaciones que me creo… pero estoy segura que a mis “amigas” a las que no le gusta el reguetón y las otras que tengo en casa respirarán tranquilas el verano que viene.

Además he hecho un amigo aunque me ha quedado la disyuntiva de si solo era “regador de jardín” “ o jardinero  ¿Me sacarán de dudas los apuntes?

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