28 de marzo de 2024

El cajón de Lady Pepa

Travel, Fashion, Beauty, Culture, Lifestyle… by María José Rasero

¡Felices Fiestas!

¡Felices Fiestas!… Cuántas felicitaciones hemos recibido estos días de personas que en época normal no se acuerdan de nosotros, de preguntarnos cómo estamos, cómo está nuestra vida, si necesitamos hablar de nuestras inquietudes o nuestros deseos, si nuestro día a día es fácil o por el contrario los contratiempos nos pueden y necesitamos esa voz amiga que nos demuestre empatía y a quien confiar nuestros sentimientos.

 

Pero, la verdad es que nuestra realidad le interesa a poca gente hasta el punto que yo, como broma, (aunque no tan de broma) a la pregunta de cómo estoy suelo contestar con otra y es: ¿De verdad? Porque la mayoría de gente cuando te hace esa pregunta es por pura rutina social no porque le interese con certeza cómo te sientes.

 

 

Nos pasamos horas mirando el teléfono, observando el día a día de conocidos o desconocidos en cualquier red social, fotos de gente sonriente, en situaciones idílicas, paisajes de ensueño, una aparente vida social envidiable… Siempre imágenes casi perfectas donde lanzamos al mundo lo felices, guapos, ricos e interesantes que somos… Entablamos conversaciones virtuales que aparentan una amistad y un afecto inquebrantable y después cuando nos encontramos personalmente apenas nos dirigimos la palabra, nos despachamos con un simple movimiento de cabeza. Y seguimos mirando nuestro teléfono ¡Que falsos somos!

En esta época hay muchas campañas que están dirigidas a subsanar la soledad de las personas mayores, pero la soledad no solo tiene que ver con la gente que no ha elegido estar sola, existe otro tipo de soledad que vivimos en nuestra día a día y es la que parece buscada, la que elegimos nosotros con nuestra actitud ante el mundo, ante nuestro entorno es la que hace que seamos incapaces de relacionarnos, de entablar conversaciones con otros seres humanos en vivo y en directo mirándonos a los ojos.

Sería bonito que nos comunicáramos más, que descartemos ese mundo de introspección que pocas veces conseguimos romper a base de insistir y a riesgo de que la gente piense que somos unos pesados.. Interactuar en directo en la vida diaria, que nos permitiéramos relacionarnos con otras personas, sin filtros, sin una pantalla detrás de la que escondernos para aparentar ser otra persona… Sin pensar que, para qué, si cuando lleguemos a casa podemos meternos en algún chat de contactos para “no conocer “ a alguien, donde no nos van a exigir que hagamos el esfuerzo de ser nosotros mismos. O en su defecto utilizar el dildo que tenemos en el cajón de la mesita de noche que no habla.  Pero no, no es lo mismo, yo hablo de entablar una relación de empatía en el sentido más amplio de la palabra para compartir nuestro día a día.

 

Yo creo que todos, todos, queremos comunicarnos, juntarnos, estamos deseando establecer relaciones de amistad o amor, pero hacemos poco por conseguirlo, no dejamos que otras personas entren en nuestra vida, seguimos mirando la puñetera pantalla del teléfono o el ordenador y cuando estamos en casa, viviendo nuestra cotidianidad, si somos sinceros con nosotros mismos nos damos cuenta que echamos de menos estar rodeados de personas con las que compartir amor y amistad… Me pregunto si como propósito de año nuevo no sería perfecto apostar con conseguirlo.

 

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