19 de abril de 2024

El cajón de Lady Pepa

Travel, Fashion, Beauty, Culture, Lifestyle… by María José Rasero

Día de la Madre . “Tu hogar está donde está tu corazón”

Hoy me ha llamado un amigo del que no sabía nada hacia tiempo. Me ha dicho que estaba en Barcelona de visita porque mañana era el Día de la Madre … Pero apenas he escuchado la información porque mi cabeza está desde hace tiempo como la de Lobsang Rampa (según explica en “El Tercer Ojo”), que en su etapa de aprendizaje tenía que asimilar tanta información que su maestro le dijo que imaginara que su cerebro era una habitación llena de cajitas, y en cada una de ellas depositara una enseñanza… Mi cabeza también está llena de cajitas, pero son las depositarias de un pensamiento único… Así que nada que ver con el monje, no he aprendido nada.

Mi amigo, forma parte de esa época en la que viajábamos a la India sin apenas preocupaciones, que no tuvieran que ver con los posibles contratiempos que surgieran durante el viaje y como íbamos a distribuir nuestro tiempo cuando aterrizáramos en Delhi, y tuviéramos que desplazarnos al Dera, que es donde estaba nuestro centro de meditación. Ha sido un rato agradable recordando un pasado muy cercano que deseamos poder volver a vivir en el futuro… si Dios quiere. Nuestro presente es más complicado, porque vivimos nuevos inicios, con miles de cosas por reconstruir e intentando controlar nuestra mente que quiere ganar la partida a nuestro corazón.

Después de explicarle mis preocupaciones, proyectos, expectativas y alegrías, ha llegado a la conclusión de que no me acuerdo de parte de las enseñanzas de las que pretendíamos empaparnos, cuando visitamos al Maestro, y que entonces eran tan fáciles de aplicar a nuestra vida cotidiana. Seguramente tiene razón… Hemos repasado algunas que me han hecho bien y de pronto después de hacerle una confidencia, me ha recordado una frase (que algunos de vosotros conoceréis) y que nos repetíamos en el pasado casi como un mantra, que es preciosa y real: “Tu hogar está donde está tu corazón” … Como me ha recordado mi amigo, la vida es corta y no vale la pena vivirla engañándonos a nosotros mismos, viviendo situaciones con las que no estamos de acuerdo por intereses varios, einstalados en una falsa comodidad por no tener la valentía de afrontar cambios.

Me ha emocionado, porque es verdad que a veces no tenemos la capacidad de recordar porqué pasan ciertas cosas, cuando en realidad tienen mucho que ver con nuestro aprendizaje.

Hemos dejado aparcado el tema India para retornar el del Día de la Madre. Una iniciativa muy bonita pero en la que yo no incluiría a todas las madres.

¡Ya! Empiezo bien… Para mi hay malas madres. Sí. Malas madres porque con su manera de educar a sus hijos les convierten en seres insufribles, le destrozan la vida desde muy pequeños no dejándoles crecer como personas, imponiéndoles ideas, mangoneando sus sentimientos y sus necesidades, diciéndoles siempre lo que tienen que hacer o criticando sus iniciativas y necesidades, no dejándolos ser libres, aconsejándoles desde una postura egoísta que tiene que ver en muchos casos con patrones arcaicos de formas de vida, de religión, con el que dirán, con el manido: “no me hagas sufrir”, que crean en los hijos sentimientos de culpa, porque al final las ganas que tienen de agradar a sus padres y sentirse queridos les hace actuar en contra de sus sentimientos. Y cuando son adultos establecen relaciones desde la desconfianza y se parapetan detrás de sus miedo en vez de aferrarse a la valentía.

Pero… Yo he tenido la suerte de tener un referente y es mi madre que ya no está, pero siempre la admiraré por su manera de hacer las cosas con respecto a sus hijos. Fue una mujer muy humilde sin apenas cultura, pero supo darnos y transmitirnos un amor incondicional, respeto hacia nosotros mismos y respeto hacia el resto de las personas. A veces me he preguntado como una mujer como ella, con una vida llena de carencias, de sufrimiento, pudo educarnos en la libertad y el amor.

Voy a explicaros una anécdota de cuando era adolescente: Cuando empecé a salir mi madre solo me decía: “¡Hija! Cuidado con los chicos. Tu no te dejes hacer nada… bueno si te dan un beso no pasa nada pero no pases de ahí”. Yo, ni caso, porque ni se me había ocurrido pensar en chicos en esa época, para mi, lo importante en ese momento era que ni mi madre ni mi padre (lo de mi padre lo entendía porque pasaba de todo), me pusieran una hora para volver a casa. A todas mis amigas les marcaban los tiempos y yo estaba ofendidísima con ella, porque no me decía cuando tenía que volver, le preguntaba y ella me repetía: “Cuando quieras”, así que para no ser diferente de mis amigas yo me marcaba mi propia hora. Y, cuando volvía a casa mi madre me preguntaba : “Pepi, (porque me llamaba Pepi) porque has vuelto tan pronto (a veces tardaba más en arreglarme que en volver) Yo la quería matar… porque me sentía abandonadísima.

Con el tiempo, mientras mi madre hablaba con una vecina la oí decir: “Pues yo a mi niña la dejo que haga lo que quiera, porque estoy segura que nunca va a hacer nada malo. He tenido la suerte de tener una niña muy buena y responsable”. Ahí me reconcilie con esa parte de su personalidad que yo entendía como despreocupación por lo que me pudiera pasar.

Y otra anécdota para mi divertida: Como algunos sabéis durante una época cubría festivales de cine (Cannes, Venecia, etc.) en esa ediciones asistían la plana mayor de actores de Hollywood. Cuando volvía a casa me iba directa a ver a mi madre y recoger mi perrito. Ella me preguntaba qué había estado haciendo, y yo, más o menos se lo explicaba y también a mi padre. Mi padre no lo tenía claro, pero un día que estaba viendo “Harry el Sucio” porque le encantaba Clint Eastwood le dije: “Mira papa a él le he hecho fotos, pero ahora es mucho más viejo”… Y mi padre que era muy mal pensado me pregunto: ¡Oye! Pepi, pero… este trabajo será honrado ¿No?

Lo de mi madre era otro mundo porque ella, por más que se lo explicaba le costó entender de que iba eso de ser reportera. Ella había oído hablar del Reportero Tribulete porque mi hermano coleccionaba TBO y había mirado, mas que leer viñetas … y yo le decía: “Mira, mamá yo como ese”, tomándole el pelo divertida. Así que cuando hablaba de mi con sus vecinas, ni actores de Hollywood ni “na de na” ella les decía: “Es que mi niña le ha hecho fotos a Manolo Escobar”. Porque a ella le gustaba Manolo Escobar, Antonio Molina, Lola Flores…

Y, efectivamente, el tiempo me confirmó que mi madre tenía una fe ciega en mi y la quise mucho más. Me siento muy orgullosa de esa mujer que hizo su papel de madre lo mejor que supo, sin castrarnos, sin imponernos ideas, matrimonios, estudios, formas de ser y de actuar, sin convertirnos en unos adultos con miedos, con inseguridades, (las que tenemos las hemos adquiridos nosotros solitos) … Siempre me preguntaré cómo lo hizo, debió de ser algo innato o quizás quiso que fuéramos, como pasa con tantos padres, lo que ella no pudo ser. Fotos: Cedidas

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