Andar por Barcelona para mí se está convirtiendo en un auténtico peligro… Hasta ahora estaba acostumbrada a que me robaran todo en diferentes escenarios: En el metro el bolso, y les debí de parecer muy fácil de robar, porque días más tarde me pasó lo mismo con las mismas personas en diferente estación y por el mismo sistema, (pegarse por detrás) intentaron hacerlo de nuevo… Pero les reconocí y les dije: “¡Hombre, otra vez vosotros…!” Y tuvieron la desfachatez de reírse, no sé si fueron conscientes de que conmigo eran reincidentes.
En el mercado de la Boquería me sustrajeron un objetivo de la cámara; en una de las calles adyacentes a Princesa me quitaron el teléfono mientras hablaba, además de empujarme contra la pared y cuando pedí ayuda a un supuesto transeúnte resultó que era compañero del ladrón e intentó quitarme el bolso, lo salvé de milagro al aparecer gente que presenció la escena sin hacer nada, curioseando como si se tratara del rodaje de una película. Dicen que como tengo pinta de guiri y despistada los atraigo… Así que cuando voy al centro de Barcelona me coloco un cartelito a modo de collar que dice: “Soy extremeña”… Faltaría más.
En la playa de la Barceloneta me dejaron lo que se dice en “ “bolas”, o sea con la toalla y la parte inferior del bikini, y porque estaba encima si no se llevan hasta la toalla… En la redacción me robaron la bolsa de fotografía con todo el equipo dentro además de la documentación, etc. etc. y podría seguir enumerando desastres si me remonto a unos años más atrás…
Hoy no me han robado nada pero me han mordido. Sí, sí, me han mordido. Raro es… Lo sé. Y ha sido toda una sorpresa porque yo pensaba que me llevaba bien con todos los animales y la verdad, estoy acostumbrada a que quieran “morderme”, (sin ánimo de ser vanidosa) pero con permiso. Si lo doy o no… “He ahí la cuestión”.
Pero lo de hoy normal no ha sido… Voy a explicaros: Esta mañana estaba de gestiones y en un chaflán había dos señoras que estaban de cháchara, una de ellas con un perro dálmata, al cruzarme las sorteo como a una distancia de dos metros y cuando estoy a la altura del “perrito” veo que se mueve y sin pensárselo se lanza sobre mi brazo y ¡zas! mordiscazo.
Como sabéis la mayoría, a mi me encantan los perros, gatos, patos, conejos, loros, en fin que soy muy de animales… y he tenido de muchas especies incluida humanos, y nunca me había pasado algo parecido… Bueno sí, me mordió un mono, pero lo hizo con cariño…¡Vamos!, que no controló su fuerza porque en realidad me quería mucho. Pero a este lo puse firme.
La dueña del “animalito” que se llama Isco, estaba alucinada, porque me he clavado los dientes bien clavados y yo no podía con el dolor… Ella todo el rato diciéndome que desde la noche anterior estaba un poco nervioso, pero que lo que creía era que le había llamado la atención mi camisa blanca que se movía mucho y que el perrito con el blanco tiene fijación…
No sabía si reírme o llorar… He quedado un poco abstraída porque no sabía que los perros odiaran el blanco. Así que he tirado de teorías budistas y he pensado que a este perrazo le debo de haber mordido yo en otra vida y me lo estaba devolviendo.
Y claro, como soy pacifista y antes de que su dueña lo pudiera meter en el portal, que le ha costado lo suyo, he intentado razonar con él diciéndole: “Oye, Isco guapo, que las diferencias se resuelven hablando y tomando un cafecito y seguro que nos entendemos… Pero dónde vas con tanta violencia”… Y va, y no se le ocurre otra cosa que querer morderme otra vez… ¡Vamos!
De ahí al ambulatorio, cura, antibióticos, inyección tétanos y mañana y pasado, otra vez cura, etc. etc. …
Cuando esté bien y coincida otra vez con el “animalito ese” (porque somos casi vecinos) la que lo muerde soy yo y paso del karma, ya nos las veremos en la próxima vida… Pero de momento se lleva el mordisco… Eso si no le casco.
Visits: 0
El Cajón de Lady Pepa, es un espacio donde caben noticias de cualquier ámbito. En está página hablaré de temas que para mi sean interesantes al margen de si son o no actualidad. Es mi espacio, y quiero que sea un reflejo de lo que me apasiona, de lo que me molesta y lo que me sorprende. Me interesa la moda, me gustan los viajes, pero sobre todo admiro a las personas que con sus ideas e iniciativas ayudan a crear un mundo mejor.
Más historias
Acabo de descubrir la profesión de mi vida: Escuchadora
Para Isabel Pantoja vuelve a brillar el sol
Tamara Falcó o como procrear bajo presión católica y social