No sé si os ha pasado alguna vez… pero a mí sí, y es que se me repiten situaciones raras… muy raras. Porque no estamos en épocas de ver un montón de monjas en la puerta de un cine .. y va , y voy yo… y las veo. Lo consideré premonitorio y me acordé que tiempo atrás me encontré en una situación parecida. Y, con buena voluntad, eso sí, le sugerí a las monjas cambiar de look. Por lo que he podido observar mi consejo cayó en saco roto pero voy a insistir. Porque como las cosas pasan por algo yo me pregunto: ¿Será que en vez de a Tamara Falcó, Dios me ha elegido a mi para intentar modernizar al colectivo?
Bueno, pues.. como os decía que tantas monjas o religiosas en la entrada del cine que pensé que eran de atrezzo, pero eran de verdad, eso me hizo pensar que esa profesión que, aunque no lo parezca, sigue existiendo con Dios como jefe, seguro tiene detrás interesantes historias sin contar, pero que las mujeres que la ejercen se empeñan en obviarlas para seguir manteniendo una imagen que en el siglo XXI ha quedado obsoleta
Como a mí me va el rollo de envolver lo mejor posible este cuerpo pecaminoso que Dios nos ha dado, me fije mucho en el ropaje que vestían estas mujeres que tanto trabajan, según parece, la santidad o el misticismo en la religión católica, la mayoría albergadas en un convento desde donde es muy fácil predicar , o algunas de personalidad inquieta, que imposible de mantener sus egos entre cuatro paredes, salen al mundo lanzando mandobles a diestro y siniestro, erigiéndose en salvadoras de una parte de la sociedad y opinando de todo y de todos sin ningún tipo de piedad, eso sí… siempre, debidamente parapetadas detrás de un uniforme que supuestamente les da hilo directo con el creador o las acredita como poseedoras de la verdad…(me imagino sabéis a quién me estoy refiriendo)
No pude dejar de pensar que el diseño de semejantes hábitos, fue invención de un hombre allá por la Edad Media, y no precisamente un Karl Lagerfeld de su época… sino producto de la imaginación de algún desalmado que para vencer sus propias tentaciones, decidió vestir a las mujeres de vocación religiosa con ropa de una fealdad total; porque si hay algo que no favorece ni de coña a ninguna mujer es el uniforme de las monjas católicas, no importa la congregación (básicamente cambia el color negro, blanco, azul o marrón y algunos combinados). La cosa se salvaría, un poco, si el conjuntito no fuera acompañado del velo que termina por fastidiar, todavía más el modelito de marras y hace que pocas bellezas aguantan semejante esperpento, (en el cine lo han lucido con acierto algunas preciosas actrices como Audrey Hepburn, María Félix, Deborah Kerr, Ingrid Bergman, etc. Perfectamente maquilladas, eso sí… dato muy a tener en cuenta).
Me pregunto, qué pasaría, si en plena época de la diversidad esos hombres y mujeres que en teoría predican la palabra del creador (pasada por el tamiz de los años y los caprichos e intereses de los mandatario, que a lo largo de los siglos les han representado en la tierra), por ejemplo, se vistieran de calle o seglares, como ellos prefieren decir, acaso ese Dios se les aparecería para castigarlo, repudiarlo o para recriminarle su look y… decirle, como si de un Juan Avellaneda cualquiera se tratara : “Hermana o hermano, por ahí no vas bien”. Personalmente creo que no, porque si así fuera, de qué clase de ser superior estaríamos hablando
Yo les diría a estos representantes del Maestro que se olvidaran de uniformes y vivieran el día a día dando ejemplo con sus acciones, que para hablar de Dios no se necesita disfraz.
Algunas diseñadoras como la rusa Victoria Andriánova intentó modernizar a las “novias de Cristo” presentando una colección en la Semana de la Moda de Moscú… allá por 2011… y dijo: «Aunque tengo una familiar que ha tomado los hábitos. La hermosura y la limpieza de la imagen no tienen que ser rechazadas. La ropa tiene que ser bonita… Estoy segura que esto le costó el destierro, como mínimo a Siberia, porque no la encuentro por ningún sitio y era muy buena diseñando.
Creo, que la falta de interés que demuestra mucha gente hacia la religión y sus religiosos es porque se han quedado anticuados, el mundo evoluciona y ellos, nada de nada, ahí estancados en el pasado, sin evolucionar hacia el futuro; hacia una nueva manera de explicar sus teorías, para que la gente se quede con su esencia, que suele ser bien intencionada e interesante, pero que al transmitirla a golpe de perorata y amenazas infernales encubiertas, hacen que la gente huya de unas expectativas que les amenazan o les condenan con el fuego eterno.
Me pregunto qué pensará Dios de esos, sus hijos, tan locos que matan en su nombre para convencer, o predican sus palabras de maneras tan distintas, a cual más insidiosa, retorcida y maquiavélica.
Y como soy muy de pedir opinión le he preguntado a Él directamente que le parecía lo que he escrito. Me ha dado su aprobación y también está a favor de modernizar la institución, pero me ha dicho que no puede con todo que el tema de la religión está muy mal y que lo de la indumentaria es el menor de sus problemas… y que si esto sigue así abdica de ser Dios. No, por favor ¡No!. Fotos: Victoria Andriánova
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