Hay momentos en la vida en los que queremos encajar, sí o sí, en una situación o con un grupo de seres humanos. Ponemos nuestro corazón, nuestro intelecto, porque pensamos que esas personas que hemos conocido en una circunstancias que podrían parecer casi milagrosas van a ser nuestras amigas. Que Dios o en quien creáis las ha puesto en nuestro camino para que nos acompañemos y ambas aprender las unas de las otras, “craso error”.
Nos equivocamos, porque hay humanos que aparecen en nuestra órbita para que nos demos cuenta, de una vez por todas, que las personas con las que nos relacionamos, solo están ahí como actores invitados, para que repitamos la historia, porque quizás la primera vez, no nos hemos enterado.
Y, cuesta aceptarlo ya que en los afectos manda el corazón. Hay gente en las que casi sin saber porqué, quizás por su talante, por su aparente amabilidad, ponemos nuestras expectativas, hasta que ellas se encargan de demostrarnos con sus actos, lo equivocados que estamos y que le interesamos menos que cero… Estoy hablando de amistades.
Y, es que eso que dicen de que las apariencias engañan, es una realidad: podemos aparentar tener una cuenta saneada en el banco y ser más pobres que las ratas, tener una expresión de calidez en nuestro rostro y nuestro corazón estar lleno de maldad. No somos en la mayoría de los casos lo que aparentamos, dentro de nosotros existe un mundo difícil de desentrañar, donde manda la envidia, los celos, la competencia, la critica… Un mundo escondido que solo en algunas ocasiones, si tenemos suerte, aflora a la luz y nos hace ver la realidad de quién es, la persona que tenemos delante.
Esta situación, a veces, nos lleva a una terrible decepción, para al final terminar compadeciéndonos de esos seres que viven inmersos en una estafa con los demás, pero sobre todo, con ellos mismos.
Como tantos días de mi vida hoy me he levantado justiciera, porque yo soy justiciera por naturaleza.Y, en estos periodos, que convierto en cruzadas, me vienen a la memoria situaciones curiosas, como ésta que os voy a relatar y que es reciente.
A la salida de un espacio me encuentro con una persona con la que no tengo una relación de amistad, (es solo una conocida bastante fría, distante y clasista que no forma parte de mi vida). Nos saludamos, supongo que por cortesía, y casi sin darnos cuenta comenzamos a andar juntas en la misma dirección, porque somos casi vecinas. Me sorprendió, porque dado su talante, estaba especialmente simpática, así que baje la guardia y me relaje… Hablamos de diferentes temas… Seguimos caminando y llegamos a final de trayecto que coincidió con un comentario que yo hacía sobre la libertad y la importancia que para mi tiene, que los seres humanos seamos buenas personas, antes que cualquier otra cosa. Y, sin aminorar la marcha y dejándome con la palabra en la boca me dice: “Bueno, adiós que yo me levanto temprano” y se va.
En fin, ni me ofendí, porque, pensándolo bien, no podía esperar algo diferente de esa persona. Pero me enfadé conmigo misma porque, una vez más como en los últimos tiempos, confíe; aunque me ha servido para reafirmarme en la teoría de que a la gente no hay que darle segundas oportunidades. Quien es un ser lamentable, no cambia, lo es, sin más.
Y, como una cosa lleva a otras, me puse a reflexionar sobre lo difícil que resulta comunicarse con la gente, en un mundo donde cada vez hablamos menos entre nosotros. A veces cuando te diriges a una persona contestan con monosílabos y otros te fulminan con la mirada. Por supuesto siempre con los auriculares puestos…
Pero, nadie tiene problemas para darte el coñazo manteniendo conversaciones larguísimas por wassaps. Ya ni me atrevo a pensar en lo agradable que puede ser charlar tomando un café, porque para muchos, es de “antiguos” mejor “conocerte” en cualquier app como esas que están de moda: Reunión, Brujo, UNBLND, Badoo, Casa club, Abejorro, Tinder, etc. hay doscientas mil… Están pensadas para hacer amigos, algo que se contradice con una realidad donde la gente es incapaz de saludar con un ¡hola! a su vecino.
Pero, mantener una conversación telefónica de las de toda la vida tampoco es fácil. Es tal la afición que ha cogido las personas a las redes sociales que no saben hablar vía telefónica (hasta existen talleres para aprender a comunicarse) Así que lo de parlotear en plan clásico no se lleva pero, sin embargo se utilizan cada vez más las videollamadas.
El otro día, estando en casa medio disfrazada, con un outfit que consistía en varias capas de prendas horrorosas, pero comodísimas, que terminaron dándome un calor horrible y como el flequillo se me pegaba en la frente, no se me ocurre otra cosa que recogerlo con un rulo gordísimo. En ese momento recibo una videollamada y del susto, al ver una cara grandísima en la pantalla del móvil, pensé que me estaban viendo y le pegué un manotazo al aparato que casi lo destruyo.
Lo comento con unas amigas muerta de risa, explicándoles que nunca acepto ese tipo de llamadas porque, lo vivo, casi como una intromisión en mi intimidad y me dicen que para hablar por videollamadas y quedar “total”, casi tienes que montar un plató de televisión en casa. Bueno, eso en función de la edad, porque no es lo mismo tener un físico de Miss Universo, que ser una persona de a pie que sale a la calle arregladita y queda resultona, pero en casas… ¡Madre mía! .
Bueno a lo que iba que, según ellas, estos son los requisitos que hay que controlar: Cuidar el ángulo de la cámara, (porque si no sales deformada), estar mínimamente maquillada, en un espacio con luz tenue por aquello de disimular defectos, utilizar un outfit sencillo, pero que te favorezca, conocer tu mejor ángulo facial, etc.
O sea que lo de estar en casa tirada, pasando de todo, pasó a la historia, y que conste que solo hablaban de llamadas entre amigos, no de posibles romances.
Me pregunto si al otro lado hay alguien a quien queremos conquistar qué más tenemos que hacer. Pensando, pensando… Tengo alguna idea
Pero no, así no… Y, repito lo mismo de siempre, aunque quede antiguo, de otra generación, me da lo mismo, estoy encantada de ser de otra generación, es lo que hay, he nacido antes que otras y después que otras….
Así, que yo solo me relaciono con gente en directo. Quiero ver su auténtica cara, y que vean la mía, sus ojos, y que vean los míos; la energía que desprenden, y que sientan la mía; su tono real de voz y que escuchen el mío; escuchar el relato de su vida, la de verdad y que yo explique la mía, la de verdad …
Para mi solo cuenta, la realidad…
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El Cajón de Lady Pepa, es un espacio donde caben noticias de cualquier ámbito. En está página hablaré de temas que para mi sean interesantes al margen de si son o no actualidad. Es mi espacio, y quiero que sea un reflejo de lo que me apasiona, de lo que me molesta y lo que me sorprende. Me interesa la moda, me gustan los viajes, pero sobre todo admiro a las personas que con sus ideas e iniciativas ayudan a crear un mundo mejor.
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