Río de Janeiro la Cidade Maravilhosa (4), ruta de favelas y música

Pero si hay algo que no podemos obviar, que resulta chocante al pasear por las calles y playas de Río de Janeiro, es ver en las laderas de los morros que salpican el paisaje, esa otra postal de la ciudad, está vez menos maravillosa y amable: las favelas.

Río cuenta con 750 asentamientos de construcciones ilegales que albergan al 20% de la población. Las casas con aspecto de chabolas rústicas, construidas con trozos de madera, placas metálicas de desecho, se hacinan en calles empinadas y laberínticas, con poca luz, y habitado por gente pobre y marginal que se amontonan en las laderas de los cerros, muchas de ellas ubicadas a escasos metros de barrios turísticos y de clase alta, en el centro de la ciudad y pegadas a suntuosas propiedades.

Las más conocidas son Rocinha, que está situada en uno de los barrios más ricos de la ciudad y en un entorno privilegiado frente al mar, la habitan entre 300.000 y 500.000 personas. Doña Marta, Vidigal, Vila Canoas, Complejo del Alemán y Cidade de Deus, que dio nombre a la famosa película basada en una historia real y protagonizada en su mayoría, por habitantes de la favela. El paso del tiempo ha hecho que cada uno de estos improvisados actores, corriera desigual suerte, de lo que se nos informó puntualmente en un documental llamado “Cidade de Deus: 10 anos depois”. Los turistas que lo deseen pueden visitar estos asentamientos tanto en jeep como a pie, siempre respetando las medidas de seguridad como protección contra el coronavirus que requiere el momento actual.

Y es que las películas nos han ofrecido muchas versiones de la ciudad y la sociedad carioca. Algunas escenas de la undécima entrega de la saga James Bond, Moonraker interpretada por Roger Moore, nos mostraba su carnaval, otras la selva amazónica y también una impactante pelea en un teleférico. Estación Central de Brasil, Bossa Nova y la protagonizada por nuestra niña prodigio, Marisol, que nos encandiló cuando viajó a Río en busca de su hermana gemela, en una almibarada historia titulada, como no podía ser de otra manera, Marisol rumbo a Río. Y tantas y tantas películas más.

Pero si todas estas actividades os cansan, solo de pensar en realizarlas y necesitáis hacer pequeños paréntesis para relajaros de tanto actividad es aconsejable sentarse en un bar a tomar una caipirinha, a ser posible en el icónico restaurante Garota de Ipanema, antes llamado Veloso, (situado en la Rua Vinicius de Morae), y una vez allí, acomodados en una de sus mesas retroceder en el tiempo, y rememorar la historia que dio pie al músico Vinicios de Moraes y Tom Jobim para componer la canción, La garota de Ipanema, una de las melodías más famosas de Brasil que popularizo el bossa nova en todo el mundo.

Vinicios y Jobin, ya no están, pero garotas hay muchas en Rio, así que si descubrís una que os fascine, siempre podéis tararearle al oído esta romántica e irresistible canción de amor: “Mira que cosa más linda,/ mas llena de gracia, /es esa chiquilla/ que viene y que pasa…. Moza de cuerpo dorado/ del sol de Ipanema/su balancear/es más que un poema/es la cosa más linda/que yo he visto pasar…. ¡Ah! si ella supiese/ que cuando ella pasa/ el mundo sonriendo/ sé llena de gracia/ y parece más lindo/ a causa del amor.

Ha vuelto a sucederme, Brasil me hace soñar, tal vez porque el paso del tiempo no puede, aunque yo crea que sí, hacerme olvidar lo que fue una bonita historia de amor.

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María José Rasero Navarro

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