Palau Martorell y Arthemisia, en colaboración con la Fundación Fernando Botero, y con Clear Channel como partner. presentan la mayor exposición jamás celebrada en España, y la primera de gran importancia dedicada a Fernando Botero en Barcelona.
La muestra “Fernando Botero: Un Maestro universal”, estará abierta al público del 14 de febrero al 20 de julio, 2025, incluye obras inéditas como «La Menina, según Velázquez» y «Homenaje a Mantegna», cuadro que permaneció durante más de 40 años lejos del ojo del público.
Hace apenas un año y medio el mundo entero lloró la pérdida del artista colombiano más universal, Fernando Botero, que falleció a los 91 años en su casa de Mónaco, y como era su deseo, con los pinceles en la mano como su admirado Picasso, pero hoy sigue más vivo que nunca.

Sus vástagos protegen su legado, para que la obra del artista plástico más importante de Colombia siga vigente, porque, (según explicó Fernando Botero Zea en una entrevista), cuando poco tiempo antes de fallecer sus hijos Fernando, Lina y Juan Carlos le preguntaron al artista que qué quería que hicieran cuando él no estuviera, su padre les contestó: “Mi respuesta es muy fácil: exposiciones, exposiciones, exposiciones”. Y a eso es a lo que dedican su vida, a hacer exposiciones de todo tipo y en todas partes el mundo para perpetuar su memoria, y seguir asombrándose ante el entusiasmo que levanta la obra de Botero en países tan dispares como, por ejemplo, China donde han visitado la exposición más de un millón y medio de personas.
Así que en estos días el Palau Martorell de Barcelona acoge la más completa exposición celebrada en España “Fernando Botero: un artista universal” dedicada a Fernando Botero (Medellín, Colombia, 1932 – Mónaco, 2023), que coge el testigo de la que ha estado expuesta en el Palazzo Bonaparte de Roma, donde ha sido una de las más vistas de Italia con 20.000 visitantes en solo cuatro meses.
La ciudad condal, que en 1952 fue su primer destino, cuando se embarcó en su viaje a Europa rinde homenaje a uno de los artistas más importantes del siglo XX. “Estamos ante un evento excepcional porque es la primera vez que se presenta una gran muestra de la obra de Fernando Botero en Barcelona. Es también una visión diferente de su trabajo la cual resalta la maestría con la que Botero trabajó diferentes técnicas a lo largo de su carrera artística», afirma Lina Botero, quien concluye: «Es una oportunidad extraordinaria para celebrar la obra de mi padre en España, un país que significó mucho para él y para su trabajo. El era un enamorado de la vida lo demostraba permanentemente, su obra es una celebración de la vida”
Con más de 110 obras, comisariada por Lina Botero, hija del artista, la presencia de su dos hermanos Fernando y Juan Carlos Botero Zea y Cristina Carrillo de Albornoz, experta en su obra, han informado que la muestra explora tanto la intensa, prolífica y excepcional producción que distinguió a Botero, como su experimentación con las diversas técnicas que dominó a lo largo de su carrera. Incluye sus pinturas al óleo, esculturas, pasteles, acuarelas y dibujos a lápiz, sanguina y carboncillo, demostrando la riqueza, profundidad y versatilidad de su obra. En última instancia, la muestra resulta un homenaje a su obra total.

La exposición está dividida en 10 secciones que recorren los diferentes temas que Botero desarrolló como: la religión, el mundo circense, la tauromaquia, etc. además de sus esculturas. Aunque estaba convencido de que “el arte debía producir placer”, durante su trayectoria artística se alejó brevemente de esta premisa para abordar temas de denuncia en dos series: una dedicada a la violencia en Colombia, y otra a las torturas perpetradas por soldados americanos en la cárcel de Abu Ghraib, en Irak, ambas presentes en la muestra
Destacan dos de las obras que se pueden admirar en la exposición, inéditas hasta la fecha: «La Menina, según Velázquez», pieza fundamental la cual nunca ha sido expuesta al público, porque siempre estuvo colgada en el estudio de Botero en París, (y aunque el artista recibió muchas ofertas nunca quiso venderla); y «Homenaje a Mantegna», de 1958, un préstamo extraordinario de una colección privada de Estados Unidos, cuya ubicación fue descubierta recientemente después de décadas, por Lina Botero a través de Christie’s.
También cuenta con una sala dedicada a la experimentación más reciente del maestro, quien pintó con una nueva técnica acuarelas sobre lienzo y en grandes formatos: obras casi diáfanas, síntesis del trabajo de toda su vida, resultado de un delicado acercamiento a temas familiares.
Fernando Botero «el más colombiano de los artistas colombianos” como se apodaba él mismo, Comenzó su carrera en 1958, cuando ganó el primer premio en el XI Salón de Artistas Colombianos con la obra La Camera degli sposi (Homenaje a Mantegna). Antes en 1944 su tío, sin adivinar su auténtica vocación, lo apuntó a la escuela de tauromaquia de Medellín, donde tuvo un percance con un toro que hizo que lo dejara. Durante ese periodo pintó su primera obra en la que aparecía un torero. En 1948 hizo su primera exposición.
Realizó ilustraciones para “El Colombiano” un periódico local, con el que financiaba sus estudios, pinto escenas de toreros para venderlas en la puerta de “La Macarena” (la plaza de toros de Medellín), escribió sobre Picasso, lo expulsaron del Colegio Bolivariano donde estudiaba porque sus dibujos fueron considerados obscenos y viajó por el mundo moviéndose entre los afamados estudios de esculturas y pinturas de diferentes ciudades del mundo como Italia, París, Nueva York, Montecarlo, y se instaló durante cortos periodos para dibujar en Zihuatanejo (México)y Rionegro en Colombia, donde se relacionó con intelectuales de la época, etc.
Estando en Florencia descubrió el arte renacentista de Paolo Uccello, Piero Della Francesca, Tiziano, etc, que tan determinantes fueron en su creación artística.
México influyó definitivamente en la obra de Botero, fue donde comenzó a pintar las formas voluminosa que le hicieron famoso, a partir del cuadro de una mandolina con un agujero de sonido muy pequeño, lo que hizo que el instrumento adquiriera proporciones fantásticas, ese fue, según parece, el inicio del estilo que denominó su obra y que a partir de entonces y reinterpretando el figurativismo, se llamó “boterismo”. Pero cuando le preguntaban por qué pintaba gordos él decía: «No pinto gordos lo que me interesa es la manera en que sus volúmenes se inscriben en el espacio” El principal logro de Botero fue la creación de un estilo único y original reconocido universalmente el cual radica en haber llevado el volumen y su exaltación a un lugar sin precedentes en la historia del arte.
“Con apenas 23 años, mi padre estaba viviendo en México y entró en contacto con las obras del muralismo mexicanos que lo impresionaron, sobre todo porque hasta ese momento los artistas latinoamericanos pintaban como los artistas europeos y las mismas temáticas, y él vio como fueron los primeros que tenían la mirada volcada hacia sus propias raíces, su propia realidad, y convirtieron eso en un tema válido para su producción artística. Mi padre entendió eso a muy temprana edad, que era válido para él volcar su mirada hacia sus recuerdos de infancia, sus recuerdos de adolescencia, sus orígenes en Medellin y convirtió eso en el tema central de su creación artística. El decía : “El arte entre más local más universal”. Por eso cuando el público se acerca a sus esculturas monumentales esa sensualidad que él buscó a través de su obra es algo que comunica al espectador», comentó Lina Botero durante la rueda prensa.
Y añadió: “Mi padre no se tomaba vacaciones, él no podía encontrar un placer más grande que estar en su estudio pintando. Era un artista enormemente prolífico, tenía estudios en diferentes ciudades del mundo, y cuando llegaba votaba la maleta e inmediatamente se ponía a pintar para no interrumpir el flujo creativo que tenía, y cuando le preguntaba cuál era su pintura favorita me decía:”La que estoy pintando en estos momentos, porque él decía: Tengo que pintar con esa convicción que la mejor obra es justamente la que estoy haciendo en este momentos”.
Agregó que: “Cuando falleció encontramos cosas increíbles en sus estudios, rollos de cuadros terminados de una belleza indescriptible… Acuarelas de grandes formatos, increíbles. Catalogar todo esa obra inédita es un proceso muy lento, hay que fotografiarlos, enmarcarlos, hacer marcos (se hacen a mano en Florencia), archivar todo y preparar exposiciones para el futuro, serán retrospectivas, exposiciones de obras sobre papel, temáticas, etc. con diferentes enfoques. Así que hay muchas perspectivas para ver y analizar la obra de Fernando Botero, para entender la riqueza de ese universo tan complejo que creó.”
“Sigo aprendiendo” así era mi padre puliendo las técnicas hasta incluso poco antes de morir. Además era un gran lector, apasionado, leía de una manera desaforada, devoraba libros… afirmó Juan Botero.

Como él mismo explicaba, pasó todos los días de su vida y hasta el último “aprendiendo la compleja técnica de la pintura”. En 2020, le preguntaron: “¿Qué le gustaría hacer?”, a lo que respondió humildemente: “Aprender a pintar. Lo maravilloso de la pintura es que nadie puede decir que sabe pintar. Pintar día tras día te lleva por nuevos caminos. Te lleva a no dejar nunca de practicar” Y así fue, Fernando Botero murió el 15 de septiembre de 2023, dejando un legado monumental que sigue inspirando al mundo del arte.
Su vida personal fue casi tan interesante como la artística, el pintor se casó tres veces. Su primera esposa fue la filósofa, coleccionista de arte y mecenas Gloria Zea con quien tuvo tres hijos: Fernando Botero Zea, político liberal y ex ministro de Defensa de Colombia, el escritor Juan Carlos Botero Zea y la presentadora de televisión Lina Botero Zea
En 1964 se casó por segunda vez con Cecilia Zambrano, con quien tuvo un cuarto hijo llamado Pedro, que con solo cuatro años no sobrevivió a un trágico accidente automovilístico que tuvo el artista durante su estancia en España, tragedia que afecto profundamente al pintor y que marcó de forma negativa su matrimonio con Cecilia de quien terminó separándose en 1975. Una vez superada la tragedia lo convirtió en una de sus obras más icónicas “Pedrito a caballo” de la que se sentía muy orgulloso porque marcó el inicio de un nuevo comienzo en la vida del genio medellliense.
La tercera esposa del artista y su gran amor fue Sophia Vari, artista, pintora, escultora, joyera y collagista griega, nacionalizada colombiana, madre de una hija, Ileana, nacida de un matrimonio anterior. Conoció a Fernando Botero durante una cena en París, donde ambos iban acompañados de sus respectivas parejas. Pasó poco tiempo hasta que, ya divorciados, se casaron en 1978 Estuvieron juntos durante 45 años, ella falleció de cáncer cuatro meses antes que el pintor.
Actualmente su creaciones se exhiben de manera permanente en un sinfín de museos del universo como Colombia en el Museo de Antioquia y Plaza Botero (que cuentan con la colección permanente más grande en el mundo de obras del artista, donadas por el mismo Botero). Además del MoMa de Nueva York (que expone «La familia presidencial» con el que quiso hacer una critica a los representantes políticos, no solo colombianos, sino del mundo. Sus esculturas las podemos encontrar en diferentes emplazamientos de las más importantes urbes del planeta como: Nueva York, Madrid, Barcelona, Singapur, Mónaco, Londres, etc.

“Fernando Botero: Un Maestro universal” está producida y organizada por el Palau Martorell y Arthemisia en colaboración con la Fundación Fernando Botero, y cuenta con Clear Channel como partner.
José Félix Bentz, CEO Co-founder del Palau Martorell, destaca que “con la inauguración de la mayor exposición de Fernando Botero jamás realizada en España, el Palau Martorell se consagra como referente cultural y expositivo de primer nivel en nuesro país” Y añade: “Esta muestra excepcional no solo rinde homenaje al legado de un artista universal, sino que también permite a Barcelona convertirse en epicentro de su inconfundible universo pictórico y escultórico”.
Por su parte, Iole Siena, presidente de Arthemisia, señala que “Continuar este hermoso viaje con la familia Botero y el Palau Martorell es para nosotros un motivo de gran alegría, y estamos seguros de que la obra del gran Maestro Botero será muy apreciada en Barcelona”. Fotos: Exposición Fernando Botero. Barcelona. ©Palau Martorell
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