Hablar de Codorníu-Raventós es referirse a una saga familiar de 18 generaciones dedicadas a la elaboración de vinos y cavas desde hace varios siglos. Pero, sobre todo es hablar de historia, de tradición… Adentrarse en las instalaciones de sus bodegas es remontarse al origen del vino espumoso, es respirar entusiasmo, armonía, pasión, prestigio, arte, mecenazgo… Es percibir cómo se funden el pasado y el presente y se vislumbra un futuro todavía más prometedor…
Uno de sus éxitos del pasado es lo que ha querido repetir la bodega al convocar el “II Concurso de Carteles Codorníu Ars Collecta”, para encontrar una imagen actual e impulsar la marca como hizo en 1898 Manuel Raventós, apasionado del mundo del arte y la cultura, al organizar el primer concurso de carteles donde participaron los artistas modernistas más prominentes del momento como, Miguel Utrillo (ganador del certamen con “Industria”) Sebastián Junyent Julio Tubilla y Ramón Casas, que resultó finalista con sus obras “Ambar y espuma” y “Lola Plumet”, que tuvo una gran trascendencia histórica porque revolucionó el mundo de la publicidad, que hasta entonces, nunca se había unido con el arte. El certamen tenía como finalidad encontrar la imagen que representara la clase y singularidad de los cavas Codorníu y darse a conocer. Y…No hay duda de que logró su objetivo, porque el grupo está considerado una de las primeras referencias del mundo a la vanguardia del prestigio enológico.
Si en 1889, fecha de la primera edición del concurso, fueron 173 las propuestas que compitieron; en 2022 la convocatoria ha batido récord de participación con más de 300 artistas procedentes de España y de diferentes países de Europa y Latinoamérica, que no han querido perder la oportunidad de presentarse a la segunda edición de un certamen tan emblemático.
La acogida ha sobrepasado todas las expectativas de los organizadores, que han podido comprobar como el concurso no ha perdido su esencia y que las obras presentadas han sido un reflejo de las corrientes artísticas y formatos del siglo XXI: desde GIFs animados a esculturas de neón pasando por bordados, ilustraciones digitales, animaciones o acrílicos.
El director de arte Antonio Domínguez, (conocido como Curvilíneo por su gusto por la Geometría), nacido en Almería y sevillano de adopción, ha ganado esta segunda edición del concurso con la ilustración digital “Momentos Codorníu”. Una obra inspirada en la cartelería e ilustraciones del folklore andaluz de los años 50 y 60, adaptados a las técnicas digitales del presente.
Las finalistas han sido la ilustradora Anna Carazo; la artista Sandra Modrego; la primera artista NFT española Gala Mirissa; y la diseñadora gráfica, artista y bailarina Mariana Schrader, con un premio de 2.000 euros cada una. El ganador ha conseguido un premio de 10.000 euros.
En palabras de Sergio Fuster, CEO de Raventós Codorníu, “podemos afirmar que este concurso ha sido un éxito y que las obras finalistas merecen estar expuestas en las mejores galerías de arte del mundo. Lo que de verdad tiene valor para Codorníu es poder suscitar al elenco de artistas que, como ya pasó hace 125 años, firmen un nuevo capítulo de la historia del arte de este país”.
El jurado ha estado formado por profesionales nacionales e internacionales de referencia en el sector del arte y el diseño: Ainhoa Grandes, presidenta de la Fundación MACBA; Antoni Muntadas, artista internacional; Stein Olav Henrichsen, Former Director del Museo Munch de Oslo; Emília Ferreira, directora del Museo Nacional de Arte Contemporáneo del Chiado de Lisboa; Alessandro Allemandi, director de Il Giornale dell’Arte; Pati Núñez, consultora de arte, arquitectura y comunicación; y Sergio Fuster, CEO de Raventós Codorníu.
Alessandro Allemandi, director de Il Giornale dell’Art , en representación del jurado ha explicado que: “En ‘Momentos Codorníu’ han destacado su originalidad, concepto artístico, la calidad de las técnicas utilizadas, el saber recoger y concentrar todo el mundo imaginario que Codorníu ha desarrollado a lo largo de su historia a través de sus campañas de marketing y utilización del arte en su comunicaciones promocionales”. Y también porque “se trata de una propuesta llamativa y alegre con una vívida inspiración retro, pero con un claro toque contemporáneo”
La historia de amor de Codorníu con el mundo del arte se remonta a 1885, cuando Manuel Raventós empezó a escribir su historia con el cava, se puso al frente de la empresa la dedicó exclusivamente a la elaboración del vino espumoso, inició su expansión internacional, y mandó construir las bodegas al arquitecto Josep Puig i Cadalch entre los años 1902 y 1915, con diversas intervenciones posteriores de Lluís Bonet i Garí (1930-1980), un carismático edificio del modernismo catalán que tiene la calificación de Monumento Histórico-Artístico Nacional. Más tarde la familia Raventós desempeñó un importante papel como mecenas. En la actualidad el conjunto arquitectónico recibe más de 100.000 visitas al año tanto por parte de centros educativos como de público en general.
Codorníu en Sant Sadurní d’Anoia, es la empresa más antigua de España en cuanto a extensión y capacidad. Cuenta con las cavas subterráneas más grandes del mundo, unos 30 kilómetros a unos 20 metros de profundidad distribuidos en cinco plantas. Tiene 10 bodegas en las mejores zonas vitivinícolas del mundo (8 en España, una en Argentina y otra en Napa Valley en California), exporta a 90 países y cuenta con unos 700 empleados. Fotos: Codorníu / Ferran Nadeu y MJR.
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