Ana de Armas: Hay amores que matan

La vida profesional y sentimental de la actriz Ana de Armas (Ana Celia de Armas Caso, La Habana, 1988) es interesante. Empezó a trabajar con apenas 16 años en su Cuba natal. Emigró a España con 18 años y participó en las seis temporadas del drama romántico “El internado”. En 2010 coincidió en los pasillos de Antena 3 con Marc Clotet, pocos meses más tarde se casaron, el matrimonio apenas duró 3 años. Hasta que cansada de que no le llegaran papeles dejó España y se marchó a Los Ángeles.

La intérprete cubana salió de la isla dispuesta a comerse el mundo y  lo ha devorado. No es fácil siendo latina triunfar en la meca del cine, aunque algunas antes que ella lo hicieron. Otras a las que le faltaba talento… mucho más tarde se apuntaron al “Me Too”. 

Ana apostó por nuevos amores, algo difícil en el mundo del celuloide, como: el representante Franklin Latt, el actor Edgar Ramírez, también el pintor cubano Alejandro Piñeiro (con él, casi, casi pasa a mayores…) pero, por qué quedarse con uno si hay tantos peces en el mar.

En 2019 participa en el rodaje de Aguas Profundas donde conoce al actor y director estadounidense Ben Affleck y comienzan un apasionado romance que duró aproximadamente un año. Entre 2022 y 2023 salió con el empresario Paul Boukadakis, un alto ejecutivo de la empresa Tinder, la app de citas.

Pero, desde mayo pasado se sabía que tenía una nueva ilusión y resulta que se trata de Manuel Anido, de 27 años, abogado, hijastro y asesor del presidente cubano, Manuel Díaz Canel, al que se le atribuyen algunas de las ideas más represivas que sufre la sociedad cubana.

Un reportaje fotográfico publicado en la revista ¡Hola!, donde se ve a la actriz y al hijo de la primera dama de Cuba, Lis Cuesta, cenando en un restaurante italiano, paseando a Salsa la perrita de la actriz y besándose por las calles de Madrid, han confirmado el idilio y puesto en el ojo del huracán a la guapísima Ana. 

De momento la noticia se ha hecho viral y la comunidad cubana en Miami está que trina, porque hasta ahora le perdonaban que no se pronunciara sobre la situación política de la isla (aun teniendo un hermano disidente), pero les podía el orgullo de ver como una compatriota triunfaba en Hollywood, pero viendo quien es su nuevo partenaire van a por ella con toda su artillería, y es mucha. De momento parece que le quieren cerrar las puertas profesionales.

La actriz no se ha manifestado, algo que esperan sus detractores aunque las fotos hablan, es cierto, pero veremos cómo se desarrolla esta noticia y qué consecuencias tendrá para la intérprete. En pocos días ha perdido parte de su buena imagen y puede que algunas de las marcas con las que trabaja le retiren su confianza. 

Pero, qué pasa si dice que se ha enamorado y se pone el mundo por montera.

¿Es una obligación personal ser solidaria con las necesidades y el sufrimiento de los demás? En todo caso sería algo de buena cristiana, pero la cubana no es Tamara Falcó.

¿Es una obligación renunciar a un “amor” (que es posible que no trascienda en el tiempo) por los posicionamientos políticos desacertados, o no, de quien nos enamoramos?

¿Es una obligación si tienes dinero, éxito, fama ser políticamente correcto, (aun habiendo nacido en un país que sufre una dictadura tan salvaje como la de Cuba) o puedes decidir, porque te da la gana, no tomar partido  a favor o en contra?

Por ejemplo, en España hay muchos intelectuales de ¿izquierda? que están posicionados claramente a favor del gobierno de Sánchez. Sin embargo en medio de todos los escándalos que provoca, no he visto que ninguno de ellos haya salido a pedirle que dimita, que se hayan mojado y declarado públicamente no estar de acuerdo con lo que está pasando, o por lo menos, pedir a «Mr. Guapo»  (Almodovar dixit limpiándose la baba) que demuestre transparencia… (sin echarle la culpa al PP).

Son la «casta» perfecta que viven en mansiones presumiendo de comunistas de lujo y aceptando comportamientos, que si no fueran de quien vienen habrían inundado las redes de mensajes pidiendo explicaciones y salido en manadas a las calles llevándose las manos a la cabeza pidiendo dimisiones a mansalva, pero…  ¿Dónde están?. ¡Tranqui, presi! que todo está bien… aquí estamos nosotros pa apoyarte ¡Jo! ¡que hombre!… 

Entonces… Hay que cuestionar a Ana de Armas porque sale con un “asesor hijastro de… que es responsable de…” Pues no sé qué es peor.

Personalmente creo que deberíamos aprender no solo a no juzgar sin tener toda la información, sino a separar la vida personal de la profesional. Las redes ya la han condenado, pero en Internet hay mucho “lobo” interesado en manipular y utilizar las acciones de los demás para destruir sin medir las consecuencias.

Más le hubiera valido salir con un “galán insustancial”, pero si le gusta ese señor será ella la que asumirá, como siempre que se comienza una relación, el éxito o el fracaso y la influencia que tendrá en su vida. Los demás deberían estar calladitos.

No, no hay que pedir que las marcan la despidan, que no le den trabajo, no hay que tacharla de nada porque es un ser libre y cada uno de nosotros hacemos con nuestra libertad lo que se nos antoja.

Y si en Cuba no hay libertad, que no la hay, Ana de Armas no es la responsable de ello y si no quiere defender esa causa, allá ella. 

 

 

 

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