“Hay un momento en la vida en la que uno tiene que renunciar a ser querido por todo el mundo, no puede ser, no puede ser, hay que aceptar que hay gente que no está de acuerdo contigo y me parece muy bien“… Antonio Banderas dixit, y no solo él, personalmente suscribo su reflexión.
Aceptar esta premisa es de personas que respetan las diferentes maneras de ser, de sentir, en definitiva de entender la vida, y cuando queriendo o sin querer pretendemos que piensen como nosotros solo nos queda pedir perdón, por la falta de respeto.
Dicho esto, disculparse no creo que esté entre los propósitos de los responsables de TVE por su irreverente y lamentable espectáculo durante las campanadas de Nochevieja, y que parece, que ha gustado a un sector de la población puesto que han subido sus audiencias, algo que ha reivindicado el presidente de la televisión de Sánchez que pagamos todos los españoles.
¿Ganar? Sí. Pero no todo vale, si para ganar se burlan de los sentimientos de las personas, porque es muy divertido reírse de los demás pero no que se burlen de nosotros porque entonces nos revolvemos.
Y, eso ha sucedido por parte de la tal LalaChus, una cómica que ha presentado las campanadas, no por ser la mejor sino por ser gorda, supongo que elegida como cuota, y que además, reivindica no opinar sobre “los cuerpos ajenos” (algo con lo que estoy de acuerdo), si ese respeto que pide se lo aplicara a ella misma, que sin embargo se mofa de las creencias religiosas de los católicos, y que ha ofendido a los creyentes y no creyentes, exhibiendo una estampita donde se podía ver la vaquilla del programa Grand Prix reconvertida en una figura religiosa, (para no andarse con sutilezas se burló del Sagrado Corazón) y que sin embargo ese tipo de guasa no se las gastan con otras confesiones, por ejemplo con Mahoma. Está claro que, tontos no son, y seguro han tenido en cuenta lo que le sucedió al semanario satírico francés Charlie Hebdo, cuando caracterizaron a Mahoma. Atreveos… ¡¡Guapos!!
Obviamente, sacar en antena la estampita no es una casualidad, está medido al milímetro, porque saben lo que va a representar de polémica y los supuestos beneficios que les puede reportar a sus “jefes”, que aprovecharán para hacer hincapié en una supuesta falta de “libertad de expresión”, un derecho fundamental que tiene sus límites.
Ridiculizar a personajes que no piensan como ellos, lanzar consignas políticas interesadas, es el propósito que parecen seguir desde “La revuelta”. Disfrazados de cómicos, “provocan” encontronazos con otros programas y se atribuyen el papel de “víctimas”. Pero, aunque, según algunos, es otra manera de hacer televisión desde el vacile, no cuela cuando se adivinan segundas intenciones. Y, curiosamente, presumen de éxito aunque habría que ver los auténticos porcentajes de audiencias.
El problema no es hacer las cosas de manera diferente cuando en el mundo del espectáculo casi todo está permitido. El tema no es si el público está “aburrido” de Anne Igartiburu, una gran profesional que ha estado al frente de las campanadas de TVE en los últimos 20 años con notable éxito, (creo que este año se lo pasó mejor en el fiestón de Los Javis) o que Antena 3 y Cristina Pedroche comienzen a «cansar» con sus “no vestidos” supuestamente reivindicativos que pretenden concienciar, visibilizar, defender, etc. diferentes temas… Es no ofender.
En fin… Un año más desde hace 10, a punto de anunciar las campanadas de medianoche y como una Cenicienta cualquiera, la presentadora “diverXa” se ha superado mostrando un «outfit» que estaba hecho de leche materna cristalizada que guardó de su primera maternidad… ¡Vaya leche! Y vaya historias que nos sueltan, pero que siguen batiendo récords de audiencias, (para mi ha sido ella, un año más, la ganadora de 2024). Tampoco podemos pasar por alto felicitar a Cristina por confirmar que está embarazada de su segundo hijo.
¡Ah! Supongo que ha quedado claro en qué cadena he seguido las campanadas… ¿No?.
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